Bajo el nombre "El puente de Ganímedes", este proyecto que se inaugura hoy crea asociaciones artísticas de lo más variadas entre catorce objetos de las colecciones de los dos museos.
El Museo de Bellas Artes ha acogido ya en siete ocasiones esta iniciativa en la que diferentes creadores interpretan obras de arte, pero es la primera vez que se amplía ahora al de Historia Natural y al mundo de la ciencia.
"Al principio me preocupé, pero rápidamente me di cuenta de lo increíblemente bien que funcionaba", señala a EFE Jacqueline Kornmüller, iniciadora del proyecto junto a Peter Wolf, sobre si es más difícil establecer esas interpretaciones creativas con objetos científicos que con obras de arte.
Así, por ejemplo, un elefante disecado sirve para contar la historia de un niño maltratado. O la sala de dinosaurios es el punto de partida para hablar, a través de la música, de una época antes de los humanos y de cómo el hombre ha cambiado el planeta.
DE JAPÓN A CUBA
Dos ejemplares de cangrejo gigante japonés, disecados y recibidos por el museo en 1882, sirven a las actrices Mercedes y Miriam Vargas, dos hermanas cubanas, y a la violinista Emily Stewart para contar una historia de infancia y de vínculos con la tierra, relacionándola con un animal que muere o no se desarrolla bien fuera de su hábitat.
Para Mercedes, actuar en la sala de exposiciones de un museo es una experiencia totalmente novedosa, ya que la distancia con el público se acorta y desaparece la "cuarta pared".
"Estamos confrontados con la improvisación porque el público no se mantiene, por ejemplo, de manera frontal, sino que se va moviendo y se posiciona en nuestro propio espacio", explica a EFE.
En total, son quince, siete en cada edificio y una en la plaza que las conecta, las estaciones de este viaje entre arte y ciencia que transformará, hasta el mes de octubre, estos museos en espacios escénicos.
Aunque la idea inicial fue levantar temporalmente un puente físico entre los dos edificios, inaugurados con dos años de diferencia a finales del siglo XIX y separados por apenas 200 metros, el proyecto fue descartado por razones presupuestarias.
Kornmüller afirma que esa conexión entre arte y ciencia se ha producido de una forma muy natural y que incluso espera que la inclusión del Museo de Historia Natural contribuya a rejuvenecer el público que se interesa por este proyecto.
"La principal diferencia entre el Museo de Historia del Arte y del de Historia Natural es que el segundo está lleno de niños desde por la mañana hasta por la noche", señala.
Las actuaciones comienzan a partir de las 19.00, cuando termina el horario habitual de visitas de los museos. Cada uno de los quince espectáculos dura unos seis minutos.
Los 800 visitantes que se esperan en cada una de las 19 veladas de aquí al 14 de octubre tienen un punto fijo de comienzo en uno de los dos museos, pero después pueden moverse libremente por las diferentes estaciones y dirigirse luego al otro edificio.
Al otro lado del puente, en el Museo de Bellas Artes, al público le esperan actuaciones como la de Amélie Nothomb, una autora belga de 'best sellers', que usa el Ecce Hommo de Tiziano para dar voz al propio Jesucristo.
O el montaje de luz y música creado alrededor de la escultura de Antonio Canova "Teseo vence al centauro" y que sirve para crear una metáfora sobre la lucha entre la cultura y la naturaleza.