Y hoy se cumplen 76 años del fatídico día en el que los nazis descubrieron ese anexo secreto del 263 de la calle Prinsengrach de Amsterdam, el lugar donde se escondió junto a su familia durante dos largos años. Un tiempo que los más pequeños, y los mayores, pueden revivir con "La vida de Ana Frank", obra de la autora británica de literatura infantil Kay Woodward.
"Traté de centrarme en el hecho de que 'El diario de Ana Frank' cuenta la historia de Ana antes y durante su escondite. Ella no sabía lo que estaba por suceder. Fue una adolescente atrapada durante 761 días con las mismas personas, en la misma casa, en un país ocupado en medio de una guerra. Quería probar y mostrar un poco cómo fue esa experiencia", cuenta a Efe en una entrevista con motivo del lanzamiento en España por Edelvives de su libro-cuaderno.
Un libro que arranca contando a los más jóvenes, a través de fotos reales y textos cortos y explicativos, cómo era Ana de niña, quiénes eran los miembros de su familia y cómo era el entorno en el que nació esta alemana que vino al mundo el 12 de junio de 1929, un año encajado entre las dos grandes guerras mundiales.
"Leí la historia de Ana Frank cuando era joven y la releí cuando se publicó la edición definitiva, su historia siempre me ha fascinado. Estoy completamente sorprendida de que Ana, su familia y amigos sobrevivieran durante tanto tiempo escondidos y que convirtieran esos días en jornadas bonitas gracias a las pequeñas cosas", relata.
Pequeños objetos como ese diario que le regalaron en su cumpleaños y que Ana metió en su cartera escolar cuando tuvo que abandonar la casa familiar para esconderse en este espacio secreto, en el que vio pasar la vida con esos ojos de niña que enternecen, enfurecen y entristecen a partes iguales.
"Todo el tiempo fui consciente de que estaba escribiendo un libro cuyas últimas páginas iban a ser increíblemente difíciles de escribir. Por eso cuando tuve que escribir el destino de los residentes de este anexo secreto fue desastroso para mi", confiesa la autora sobre esta historia, "un recordatorio de que lo que le sucedió a Ana Frank y nunca debe volver a sucederle a nadie".
Para llevar a cabo esta obra, repleta también de documentos oficiales e ilustraciones como la del gato Moortje (el minino que Ana tuvo que abandonar tras dejar su hogar) Woodward ha contado con la ayuda de la Casa-Museo de Ana Frank, ese espacio repleto de horror y esperanza que ha permanecido en el tiempo y que le sorprendió: "¡No podía creer lo pequeño que realmente es!".
"Esto me ayudó a imaginar el anexo secreto mientras escribía sobre él, por eso estoy increíblemente agradecida de que la Casa de Ana Frank haya actuado como consultora. Su sitio web también fue muy útil, especialmente las fotos 360 grados de la 263 Prinsengracht", dice.
Por eso la autora anima a visitar la web de este museo ya que desde cualquier punto del planeta se puede recorrer de manera virtual esta casa donde fue feliz, tuvo miedo, se enamoró y soñó ser periodista en el futuro, un futuro que se vio truncado por el terror nazi.
Por todo ello, la autora de esta obra está "contenta" de que lo escribiera porque, aunque Ana no fuera consciente, sí que fue una periodista que escribió en primera línea una de las crónicas más importantes de estos años. Unas líneas que fueron para ella "un consuelo", matiza.
Y es que, como se lee en una de sus páginas, Ana encontró en este cuaderno de tapas de cuadros rojos y blancos un alivio: "¡La mejor parte es poder escribir todos mis pensamientos y sentimientos! De lo contrario, me asfixiaría por completo".
La obra publicada por Edelvives cuenta también con unas fichas en los que los más pequeños podrán escribir su día a día siguiendo los pasos de esta joven que, ante todo, nos da una lección de vida.