Tras la prohibición de los productos fitonasitarios en junio de 2019 en los espacios públicos de las regiones de Valonia y Bruselas surgieron iniciativas respetuosas con el medio ambiente en muchos cementerios belgas, que dieron el paso de apostar por una apariencia más verde, “bonita y estética”.
“La idea era matar dos pájaros de un tiro. Desarrollar la naturaleza en el cementerio y, al mismo tiempo, reducir el trabajo de gestión, lo que permitiría a los jardineros hacer mejor su trabajo y, por tanto, reducir las quejas”, indicó a EFE la encargada de proyectos de gestión ecológica de la asociación "Apis Bruoc Sella", Valérie Vanparys.
Fue esta asociación bruselense para la educación ambiental y la sensibilización sobre la naturaleza urbana la que se propuso un plan de gestión ecológica favorable para la biodiversidad en el cementerio de Molenbeek-Saint-Jean, después de que una mayoría de ciudadanos encuestados manifestaran que sería "imposible" gestionar las zonas verdes de los cementerios sin pesticidas.
Apuesta por la biodiversidad
Hoy en día, el abandono de los productos fitosanitarios ha propiciado un reverdecimiento del paisaje funerario. Algunos municipios decidieron tomar medidas para controlar las plantas desde el primer brote, mientras que otros prefirieron dejarlas crecer.
Es el caso del cementerio de Molenbeek, donde el césped se corta una vez al año para que los insectos, en particular las mariposas, puedan “completar su ciclo vital en esta vegetación”, y aunque para algunos da "sensación de abandono", resulta beneficioso para la biodiversidad, indicó la encargada de gestión ecológica.
Dejar las plantas crecer a sus anchas es además, añade Vanparys, "bueno para los polinizadores, que pueden encontrar néctar y polen en las flores, lo que significa que cada vez crecen más”.
Otros beneficiados son los equipos de mantenimiento del camposanto, ya que se ahorran "una cantidad de tiempo considerable gracias a estas prácticas” ecológicas, afirmó Vanparys.
Y no solo podrán economizar su tiempo gracias a que ya no deberán segar tanto, sino también porque las plantas utilizadas son de “bajo mantenimiento”: “Podrán dedicar ese tiempo a otras cosas más interesantes y gratificantes, haciendo que el cementerio sea más bonito y estético”, dijo.
Así pues, los jardineros recibieron también “un empujón” formativo gracias al proyecto, ya que adquirieron nuevas competencias y se han “concienciado”: “Han comprendido la importancia de su cementerio para la naturaleza de la ciudad y el papel que pueden desempeñar en ella”, añadió la encargada de gestión ecológica de la asociación.
Otros cementerios optaron por otras fórmulas para aumentar la biodiversidad, como es el caso del de Guirsch en Arlon, un municipio francófono situado en Valonia, que instaló hoteles de insectos y recibió el nivel más alto del Sello Naturaleza en 2019.
Algunos camposantos apostaron por colmenas, cabras y ovejas. Por ejemplo, hoy en día hay siete colmenas decoradas por estudiantes y mantenidas por apicultores locales en el cementerio de Ohain, un pueblo al norte de la región valona.
Para ayudar a los municipios a dar el paso hacia los cementerios verdes, la región de Valonia ha creado unidades que ofrecen asesoramiento sobre planificación, métodos de mantenimiento y comunicación, así como subvenciones y el distintivo “Cementerio de la Naturaleza”, para incentivarles.
Gracias a que los cementerios son "cada vez más" un espacio verde en Bélgica, las visitas a estos lugares son más frecuentes, y su imagen de lugares sagrados y de luto está evolucionando hacia espacios “de paseo donde reina la calma y la serenidad”, según testimonios recogidos por la televisión belga.