"Todavía no sabemos exactamente qué nos encontraremos y por eso es importante el andamio, para realizar una investigación y decidir qué restauración emprender", explica a EFE el arquitecto y consejero de la catedral de Santa María del Fiore florentina, Vincenzo Vaccaro.
El baptisterio de San Juan Bautista es el monumento más antiguo de la hermosa ciudad de Florencia, tanto que ni siquiera se ha llegado a un acuerdo sobre su datación y se cree que sea el resultado de una adaptación medieval de un templo previo de época romana.
UN TEMPLO EN LA HISTORIA FLORENTINA
Pero este edificio, situado frente a la monumental fachada de la catedral o "duomo", es el más querido de los florentinos porque por su pila pasaron innumerables cabezas a lo largo de los tiempos para recibir el primer sacramento cristiano.
Pese a su inabarcable historia, sigue asombrando por su belleza, con un exterior revestido de mármoles blancos y verdes y custodiado por tres impresionantes puertas de bronce, una de ellas la famosa del Paraíso, de Lorenzo Ghiberti, cambiadas eso sí por réplicas desde 1966 para evitar el -imperdonable- deterioro de las originales.
En su interior, aparece un espacio de planta octogonal con un sencillo altar, pero basta mirar a las alturas para asombrarse con los gigantescos mosaicos dorados y policromos que decoran su cúpula, los más antiguos incrustados allá por el año 1225.
UN LUSTRO DE DIFÍCIL RESTAURACIÓN
Pero, como nada escapa del paso del tiempo, ni siquiera el arte más elevado, ahora se ha hecho necesario restaurar esta decoración.
La operación durará unos cinco o seis años, previsiblemente hasta 2028, dada su delicadeza. Primero por su tamaño, más 1.039 metros cuadrados de mosaico con unos 10 millones de teselas de tamaños que van desde los 5 a los 20 milímetros, como un rompecabezas infinito.
Pero también por su dificultad técnica, porque la restauración se consumará a más de 30 metros de altura.
¿LA SOLUCIÓN? UN ANDAMIO "SETA"
Para ello se ha construido un andamio impresionante con forma de seta: ha sido ensamblado al suelo del baptisterio ocupando lo mínimo posible para permitir el culto, solo en 63 m², y al llegar a la base de la cúpula, a 31,5 metros de altura, despliega una plataforma de 618 m² de varios pisos que permitirá alcanzar todos los mosaicos.
"Este diseño nos deja llegar a todas las zonas decoradas con mosaicos sin ocupar demasiado espacio en el suelo, permitiendo que el baptisterio siga funcionando", indica a esta agencia el responsable de la restauración, Samuele Caciagli.
De este modo, la cúpula del baptisterio aparece delimitada por infinidad de barras de aluminio que sostienen los puentes que en los próximos años permitirán devolver todo su esplendor a sus bellas representaciones.
Primero estudiándolas minuciosamente mediante las más novedosas técnicas, como los ultrasonidos, el georadar o la termografía, y después limpiándolas y reparándolas por primera vez en un siglo, pues la última restauración tuvo lugar entre 1898 y 1907.
UNAS LABORES ABIERTAS AL PÚBLICO
Este curioso andamio permitirá a estudiosos, turistas o curiosos subir a la cúpula ya desde finales de este mes -previa reserva- para apreciar al detalle la puesta a punto de uno de los ciclos de mosaicos más importantes de la historia del arte, avanza Caciagli.
Una imponente representación en la que trabajaron los artesanos y artistas de mayor renombre de la ciudad de los Medici y del Arno, como el pintor Cimabue, del siglo XIII, maestro de Giotto.
Subiendo por sus escaleras, el visitante se verá rodeado por un sinfín de figuras que, sobre un precioso fondo dorado, evocan escenas bíblicas como el Génesis, la vida del patriarca José, las de Jesús María o la del Bautista, patrón de esta cuna del Renacimiento.
Pero también podrán sentir la severidad de un Cristo Pantocrátor que, rodeado de una cohorte angelical, juzga a los salvados y a los condenados, una escena que sobrecogió a los maestros florentinos del pasado y que inspiraron el Infierno del mismísimo Dante.