El pianista Jorge Viladoms combate con la música la pobreza infantil en México

Tras hacerse un nombre en las altas esferas europeas de la música clásica, el pianista Jorge Viladoms Weber lidera un proyecto en su México natal para ayudar a los niños más desfavorecidos a través de la música.

"La música hace milagros en el desarrollo de un niño. Les ayuda a tener disciplina, autoestima y pasión. Los niños de un orfanato tienen un sentimiento afectivo con el instrumento que no tienen con sus padres", señala en una entrevista exclusiva con dpa el músico original de Durango.

Rompiendo todos los pronósticos, Viladoms consiguió en sus ocho años de estudio en Europa varias distinciones y en 2011, con tan sólo 26 años, fue nombrado profesor titular de piano del Conservatorio suizo de Lausanne, el más joven de la historia de la escuela.

Una vez asentado en el Conservatorio, Viladoms confiesa que como pianista se sintió con el deber de ayudar a los niños desfavorecidos de México, y ahí es cuando nació su fundación Crescendo con la Música en octubre de 2012.

"De chiquito tuve una gran incapacidad de soportar el sufrimiento de los demás. Cuando tenía ocho años a un amigo mío se le murió su papá en un tiroteo en una farmacia y eso me marcó", explica el pianista quien estudió con grandes maestros como Pascal Devoyon, Jean-Philippe Collard, Paul Badura Skoda o Favre Christian.

La Fundación Crescendo con la Música arrancó como un proyecto piloto en una escuela situada en un lugar de bajos recursos de Guadalajara, México, en la que se implementó la educación de dos clases obligatorias de música.

Ahora, en la celebración de su primer aniversario, Viladoms asegura todo sonriente que está "feliz porque después de un año de haber creado la fundación ya hay más de 300 niños que están recibiendo clases de canto e incluso están creando un coro".

La iniciativa, apoyada por el Conservatorio de Lausanne, tiene la misión principal de dar una identidad y unas perspectivas de futuro a los niños de las zonas especialmente pobres del país, donde se estima que más de 39.7 millones de niños y adolescentes se encuentran en una situación de pobreza multidimensional, según los últimos datos oficiales del 2010 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística.

"Nunca me acostumbré a la banalización de la pobreza ni a poder aguantar el sufrimiento de estos niños, y siento que en México pasa mucho. Vas en el coche, ves a los niños en la calle y prefieres no verlo para no sufrir; pero no hay que banalizarlo, remarca el pianista, quien reconoce que heredó su lado más solidario tanto de su madre como de su padre, un conocido cirujano en Durango.

Mirando hacia el futuro, Viladoms explica que la idea es poder multiplicar el proyecto a diferentes puntos de México con la remodelación de escuelas existentes o la construcción de nuevas en las que se pueda impartir la educación no sólo de música sino de todo tipo de arte.

Además, "en 2014 voy a mandar un contenedor a México con más de 100 instrumentos que he ido recolectando en mis conciertos. En cada concierto que doy hablo de la fundación, y  recolecto todos aquellos instrumentos que duermen en los sótanos y las paredes para más tarde mandarlos a la escuela".

Viladoms se encuentra en estos momentos en La Gran Manzana haciendo una serie de reuniones con organizaciones sin ánimo de lucro, como la Rockefeller Foundation, para recaudar fondos y establecer posibles acuerdos de colaboración para "Crescendo con la Música".

Medios prestigiosos de la talla de CNN o Vogue México ya se han interesado por el joven músico quien en la próxima primavera dará su primer concierto en Nueva York en una gala benéfica a modo de presentación oficial de la fundación en Estados Unidos.

Con toda el alma puesta en su iniciativa más humana, Viladoms remarca, sin embargo, que está concentrado por partes iguales en sus otras facetas ya que la "música fue un virus muy bonito que entró en mi vida cuando tenía 15 años y ya no puedo vivir sin él".

"Quiero compartir mi pasión por la música en todos los campos: dando clases con los niños y jóvenes, con el público dando conciertos y de una manera social con la población. Quiero seguir desarrollándome como pianista porque cuando mejor pianista sea, mejor profesor seré y mejor embajador de la fundación seré".

El pianista internacional recuerda que empezó en este mundo como "hobby" de la mano de un piano de cola heredado por su abuela y con el que empezó a tocar a los quince años de edad en su casa de Durango tras el fallecimiento de su padre.

Viladoms plasmó todos esos "sentimientos encontrados y de incomprensión" en un primer lugar en la lectura y la escritura -donde llegó a ganar un premio nacional-, y más tarde en la música clásica, que hasta la fecha le ha llevado a los escenarios más prestigiosos de esta selecta disciplina.