La edición 23 del diccionario es una edición de superlativos y pone el broche de oro al tricentenario de la RAE. Es la más amplia de su historia, con 93,000 voces, 5,000 más que la de 2001. La más panhispánica: de sus casi 200,000 acepciones, 19,000 son americanismos. La más revisada, con 140,000 enmiendas.
Y es también la menos sexista y la más políticamente correcta porque se eliminaron acepciones discriminatorias y se añadió el término "malsonante" a expresiones hirientes para determinados colectivos. Un ejemplo: "mariconada".
"Es un momento de mucha emoción", manifestó hoy el director de la RAE, José Manuel Blecua, al presentar el diccionario a la prensa en la sede de la institución, en Madrid.
Un día antes de la presentación institucional con los reyes Felipe y Letizia, con él se sentaron el director de la edición, Pedro Álvarez de Miranda; el secretario de la RAE, Darío Villanueva, y el secretario general de la Asociación de Academias, Humberto López Morales.
Estuvo también Ana Rosa Semprún, la directora general de Espasa. La editorial es la responsable de una edición con un formato algo más pequeño que los anteriores y con dos versiones.
En España se vende en un tomo a 99 euros y en América Latina, en dos. Las características del papel y de la encuadernación en la versión del continente americano han permitido abaratar su precio. También hay una edición de coleccionista que se hace por encargo.
Las 22 Academias de la Lengua Española trabajaron durante 13 años en esta edición con una vocación universal dentro de una lengua que hablan cerca de 500 millones de personas nativas: 47 en España y 400 en América.
Pero una de las quejas es que pese a la amplia revisión, el diccionario sigue conteniendo términos lacerantes para algunos. Ahí siguen "gitanada" y "judiada", por ejemplo.
"La Academia no va a procurar meter el dedo en el ojo a ningún colectivo, pero la función primordial de un lexicógrafo es describir el sistema léxico de una lengua de modo científico", rebatió Blecua. El DRAE consigna lo que existe en la lengua, ya sea justo o injusto.
En el caso de las nuevas incorporaciones, algún término ha quedado fuera después de mucho pensarlo.
"Algunas palabras se quedan en los umbrales, como 'escrache', que es un argentinismo", reflexionó el director de la edición sobre un término que llegó a España para calificar las protestas por los desahucios junto a los domicilios de políticos. "Podría haber entrado, pero los académicos consideraron mejor esperar".
Si sobrevive "escrache", como "selfie", se incluirán en la siguiente edición, en la que los académicos trabajan ya. Porque como repiten, toda edición comienza nada más presentarse la anterior.
Lo que la RAE de momento no aclara es si en la era digital de la "red", los "hackers", la "tableta" y el "wifi", la que desde hoy está en las librerías de España y América será la última en papel. (DPA)