Eggleston, pionero de la fotografía en color y de los detalles cotidianos

Zapatos viejos, congeladores con comida, el interior de un baño, un cartel de carretera, las piernas de una mujer o un dependiente de supermercado son algunos de los motivos captados por la cámara del estadounidense William Eggleston, pionero de la fotografía en color y de los detalles, una selección de cuya obra se exhibe en Barcelona.

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La muestra sobre la obra de William Eggleston, pionero de la fotografía en color y de los detalles, que se exhibe en Barcelona. EFE/Enric Fontcuberta

Organizada por C/O Berlin Foundation en colaboración con Eggleston Artistic Trust y la Fundación Mapfre, la muestra, que estará abierta al público del 29 de septiembre hasta el 28 de enero próximo, es la más amplia dedicada en España a este pionero de la fotografía en color y que por primera vez exhibe su obra previa en blanco y negro.

El comisario de la exposición, Felix Hoffmann, señaló este miércoles en la presentación que "Eggleston era considerado en los años 70 un 'alien', porque entonces y en la década siguiente la fotografía artística sólo se concebía en blanco y negro".

Aunque la primera película en color salió a la venta en 1935, hasta los años ochenta la fotografía en color siguió siendo un coto reservado a la publicidad, se la despreciaba por vulgar, ajena al arte, comercial, recuerda Hoffmann.

En 1976, el MoMA de Nueva York organizó la primera exposición de fotografía en color de la institución con setenta y cinco fotografías de William Eggleston (Memphis, 1939), elaboradas con la técnica de transferencia de tintas.

"La primera exposición en el MoMA, que no fue bien recibida ni por el público ni por la crítica, que la tachó de banal e indigna de un museo como el MoMA, se ha considerado la base de referencia para el estudio del autor y décadas después se ha convertido en uno de los artistas más importantes del siglo XX", dijo el comisario.

Para el artista, la fotografía en color era un modo de verificar constantemente lo que le rodeaba, como si no fuera capaz de fiarse únicamente de su mirada, y el resultado es un compendio de la historia del diseño estadounidense, con una incidencia sustancial en la identidad colectiva de la posguerra.

Las imágenes de gasolineras, bares, hamburgueserías, automóviles o moteles que retrata evocan el carácter único del paisaje del sur de Estados Unidos y ofrecen una meditación sociológica del modo de vida de sus habitantes.

La mirada del artista es democrática, todos los elementos que organizan la composición tienen la misma importancia y sus imágenes crean la sensación de que se está viendo todo de forma simultánea.

Sus primeras obras en blanco y negro reflejan la influencia de Walker Evans y Henri Cartier-Bresson, dos de los grandes fotógrafos que dieron categoría de tema a la imagen narrativa y documental, pero cuando se pasó al color Eggleston se alejó tanto de la imaginería emocional de Evans como del "momento decisivo" de Cartier-Bresson.

"No imaginaba ser capaz de hacer algo mejor que una copia perfecta de Cartier-Bresson y lo conseguí, pero llegó un punto en el que tuve que enfrentarme al hecho de que lo que tenía que hacer era salir a perseguir paisajes desconocidos, y lo que era nuevo en aquella época eran los centros comerciales, así que los fotografié", dijo el artista.

Por su cámara pasan oficinas, supermercados, estaciones de servicio, retratos de su familia y de amigos, los grandes centros comerciales o 'malls', donde había restaurantes, tiendas y cines.

Siguiendo un orden cronológico, la exposición recorre sus primeras obras en blanco y negro (1963-1968); la serie "Los Álamos" (1965-1974), que incluye su primera foto en color, la de un dependiente de un supermercado empujando unos carritos, su Memphis natal y el delta del Misisipi, o sus viajes hacia el oeste desde Nueva Orleans, pasando por Las Vegas, el sur de California y, por último, el muelle de Santa Mónica.

Continúa con "The Outlands" (1969-1974), proyecto publicado como libro por vez primera en 2021 con una selección de los primeros trabajos, que proceden de las diapositivas que el MoMA seleccionó para su primera exposición de 1976.