En el Auditorio Nicolás García de San Vicente del polideportivo Carlos Martínez Balmori, en la Ciudad del Conocimiento, donde durante 10 días se celebró la fiesta literaria de la UAEH, una de las más importantes a nivel nacional, Ignacio Trejo Fuentes, hidalguense de nacimiento, presentó su libro “Carta a los Romanos” del Fondo Editorial del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo (Cecultah).
“Quería ser periodista pero no sabía ni siquiera que se estudiaba para serlo”, comentó el escritor y periodista al narrar como es que cambió su fututo como futbolista por el oficio del periodismo: “Estaba en la prepa y jugaba en las reservas del Pachuca, todo pintaba para que fuera un futbolista exitoso y más tarde un excelente técnico de la selección mexicana. Un lunes me dijeron que fuera a las oficinas del club porque me darían de alta en la federación, luego el miércoles me llegó la carta de aceptación de la UNAM. Dejé el futbol, colgué los tacos para ir a estudiar periodismo y me fui a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales a encontrarme con mi destino”, apuntó.
Tras declararse tuzo de corazón, el también ensayista y narrador, detalló que su pasión por el periodismo cultural lo llevó a conocer grandes personalidades de la literatura: “Conozco a todos los escritores mexicanos, tome café con Octavio Paz y hasta unos tragos con García Márquez”, definió el autor de 22 textos entre novelas, ensayos, crónicas y cuentos.
Trejo Fuentes, ganador del Premio Nacional de Periodismo Cultural Comitán de Domínguez 1988, por su novela “De acá de este lado”, explicó que a su llegada a la Ciudad de México, su domicilio se ubicó en la colonia Roma, una zona céntrica que le permitía lo mismo trasladarse a Ciudad Universitaria que al Casco de Santo Tomás. Ahí, en una casa de huéspedes, pasó sus años universitarios. Una colonia que albergó —él sin saberlo— al fenómeno guerrillero de los años 70´s.
“Carta a los romanos es una historia de amor que se desarrolla en la Roma. Esta novela refleja mi experiencia en gran parte, tiene vivencias mías pero también le agrego un poco de fantasía y creatividad. Trata de un pachuqueño que muy joven se va al Distrito Federal a estudiar periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y que vive en la colonia Roma”.
“Cuento como era la vida, algo que los novelistas mexicanos no habían hecho, narro como eran las casas de huéspedes, unos nidos de locos completamente. La Roma estaba llena de casas de seguridad de los guerrilleros, allá en los años 70. La guerrilla era como un cáncer que estaba expandido en todo el país y en el DF pero nosotros, los chavos, no sabíamos de ello”, expresa el autor de “Hace un mes que no baila el muñeco” (Daga/BUAP, México 1999) o “El vaquero más auténtico que existió” (Ficticia/CECULTAH, México 2006).
El también considerado por algunos críticos como el autor del llamado realismo sucio, por no hacer concesiones y hacer aflorar los laberintos más profundos de la condición humana, advirtió que la suya, es una novela que comprende muchos acontecimientos de la historia de la Ciudad de México y en ella convergen el erotismo, la violencia y las malas palabras.
“La novela tiene una historia de amor que termina en asesinatos, es el eje de la aventura y culmina con el terremoto de 1985, hecho que curiosamente los novelistas lo han tratado muy escasamente. Es una trama que comprende muchos acontecimientos importantes de la historia de la Ciudad de México, en ella suceden cosas trágicas, hay erotismo y está llena de malas palabras. Me divertí muchísimo escribiéndola, hay mucho sentido del humor y les aseguro que no los voy a defraudar, y si no sabían de albures, ahí van a aprender mucho”, finalizó.
Un día antes, en el mismo escenario, el periodista René Delgado presentó su obra “Autopsia de un recuerdo”, de la casa editorial Penguin Random House, bajo el sello Grijalbo. Una novela en la que confluyen emociones, angustias, convicciones e intereses de los protagonistas. Un periodista y su amante, una ex modelo, además de un narcomenudista, un fiscal, un sicario, un gatillero y un magnate, dan vida a la novela de Delgado.
“Esta es la mentira de las verdades, parte en muchos casos, de hechos reales que voy deformando para contar la historia que comprende “Autopsia de un recuerdo”. Si bien el carácter de sus personajes está bien definido, tienen por común denominador la contradicción en su conducta y en su existencia”
“En el fondo, la novela busca contar una historia de amor de los amantes, en este caso Teresa Marbusian y el periodista Juan Lavín, ambos protagonistas principales del texto. Se beneficia de pasajes biográficos, de una que otra reflexión sobre la política y el periodismo, sobre la vida y la muerte, sobre el amor y el desamor y se aventura a construir un thriller”.
El director editorial del periódico Reforma, señaló que esta novela recupera vivencias y anécdotas de su vida profesional que pretende tejer, con el apoyo en la imaginación, una historia y darle una realidad distinta: “La novela no marca en lo personal el transito del oficio periodístico al del oficio del escritor pero tampoco hace un trance indeleble en esa frontera siempre frágil que es la que habita entre el periodismo y la literatura, reconozco la realidad como el límite del periodismo y reconozco la imaginación como el horizonte de la literatura”, apuntó y agregó que en él habita una certeza: de no haber sido un periodista, no habría podido escribir este libro.
Durante su carrera como periodista, Delgado fue enviado en la década de los 80´s a varias zonas de guerra como corresponsal, entre ellas El Salvador, donde recogió los datos que después esparció en su novela "El rescate", la precuela de este trabajo literario.
Finalmente compartió con los asistentes diversas confesiones sobre su persona, destacando que el influyente más importante en su carrera es Gustavo Saénz y resaltó que “el periodismo permite tocar el cielo, sin quitar los pies de la tierra. Yo no escribo de las mentiras, hago de las mentiras la verdad”, concluyó René Delgado.