Cuando el arte es propaganda de guerra: 'Bellum & Arts' en Bruselas

El papel del arte al servicio de la propaganda centra una exposición en la Casa de la Historia Europea de Bruselas sobre la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), una de las primeras contiendas en las que las imágenes comenzaron a ser parte del conflicto, según sus organizadores.

Etiquetas: 

9604c96a7d03b0ec71c289befd383e6e84e9b20dminiw.jpg

Vista de la exposición en la Casa de la Historia Europea de Bruselas sobre la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). EFE/Pau Mompó

"El arte sirve para documentar la guerra y formaba parte de la propaganda. La aristocracia y los gobernantes lo utilizaban para fortalecer su poder en toda Europa”, señala en una entrevista para EFE una de las comisarias de la muestra, Jitka Mlsova.

La Guerra de los Treinta Años fue una de las primeras "en las que las imágenes comenzaron a ser parte del conflicto, de manera que la propaganda y la representación de las otras personas de manera ridícula formaban parte de la contienda”, apunta Mlsova.

Aunque inicialmente fue un conflicto religioso entre protestantes y católicos que se limitaba al territorio del Sacro Imperio Romano Germánico, pronto se implicaron los principales Estados europeos de la época: Francia, Inglaterra, Suecia, Rusia, España y Dinamarca.

Alrededor de ocho millones de personas en toda Europa murieron a consecuencia de esta guerra.
Guerra de propaganda

La exposición cuenta con unos 150 objetos traídos de museos de siete países europeos, entre los cuales se encuentra el Museo del Prado de Madrid.

Como se ofrece en la exhibición, que se puede visitar hasta el 12 de enero de 2025, las partes implicadas en el conflicto utilizaron periódicos, folletos ilustrados y panfletos con fines propagandísticos. De hecho la demanda de información sobre esta guerra provocó un auge de los medios de comunicación.

Conforme se recoge en el catálogo de la visita, los medios se convirtieron en un segundo campo de batalla donde los adversarios “se atacaban entre sí mediante la pluma, por medio de la sátira y la propagación de desinformación”.

Según Mlsova, doctora checa especializada en historia y germanística, los periódicos de la época eran populares y se difundían entre gran parte de la población ya que las ilustraciones permitían a las personas analfabetas comprender el mensaje.

En el recorrido por las modernas salas de 'Bellum & Arts' se exponen ilustraciones propagandísticas como un grabado titulado “La ascensión romana al cielo”, publicado en Ámsterdam en 1621, en el que el Papa y el rey de España ascienden al infierno en lugar de al paraíso como creían los protestantes.

Siguiendo por el itinerario, otro grabado de 1620 muestra al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Fernando II de Habsburgo (1578-1637), sujetando la rueda de la fortuna como muestra de poder y autoridad.
Negociación internacional

Gran parte de la exposición está dedicada, además, al arte al servicio de la diplomacia y las negociaciones que llevaron al fin de la Guerra de los Treinta Años en 1648 con la denominada “Paz de Westfalia”. Aquellas nuevas ideas sobre la diplomacia sentaron las bases de las actuales relaciones internacionales.

En esas negociaciones para la paz la denominada “diplomacia artística” jugó un gran papel para ganarse el favor entre los diferentes Estados.

“Podemos ver en nuestra exposición muchos objetos que fueron utilizados como regalo diplomático”, señala al respecto Mlsova.

En especial la comisaria se detiene ante una copia del cuadro “Alegoría de la paz” del pintor barroco flamenco Peter Paul Rubens, quien fue enviado por la infanta de España y soberana de los Países Bajos, Isabel Clara Eugenia (1566-1633), con el lienzo a Londres para presionar al rey Carlos I de Inglaterra (1600-1649) en favor de un tratado de paz entre su reino y España.

Mlsova cree que es oportuno abordar en la actualidad la Guerra de los Treinta Años porque al estar lejos en el tiempo permite hablar y conocer a las partes implicadas de una manera menos propagandística.

“Se puede ver en el fondo las razones por las que alguien comenzó la guerra y especialmente cómo se las arreglaron para poner fin a este conflicto a través de la negociación y la diplomacia”, reflexiona Mlsova.