Fue una velada en el escenario del Palacio Municipal, inspirada en la música religiosa, pero también en la poesía, bajo la dirección musical en el piano y el atril coral de Héctor Acosta.
Para complementar el espectáculo, se dio lectura a poemas concernientes a la esclavitud, la discriminación y la situación que viven los afrodescendientes en Estados Unidos.
Uno de los poemas fue “Ain’t I a woman?”, que en especial conmovió al público debido a que refiere a la discriminación tanto racial como de género.
Fuera de programa y ante la petición de una más, los artistas interpretaron grandes clásicos del góspel como “Ol’Man River”.
Poco antes de su recital, Alexis Davis y Earl Hazell platicaron ante la prensa su gusto por la música religiosa afroamericana. Ella dijo que la conoció siendo muy niña cuando asistía con sus padres a la iglesia.
Con el tiempo, el góspel se fue adaptando a los gustos de otro tipo de público y ya no fue exclusivo de la iglesia, por lo que hoy es un canto con mucha penetración y poder.