Ese recorte tendría como consecuencia directa tanto una mejora de los ingresos de los Estados como una reducción de las emisiones de gases que contribuyen al cambio climático, aseguraron los máximos responsables de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, aseguró al presentar en París esa propuesta conjunta que la eliminación progresiva de los subsidios "es un camino obvio para ayudar a los gobiernos a cumplir con sus objetivos económicos, medioambientales y sociales".
Señaló que los subsidios que se destinan a los combustibles fósiles en las economías estudiadas -en datos de 2012 y procedentes de 24 miembros de la OCDE que reúnen al 95 por ciento de la oferta de energía básica- son mayores que los subsidios agrícolas en el conjunto de la organización para el mismo año (que fueron de 366,000 millones de dólares, unos 277,000 millones de euros).
La directora general de la AIE, Maria van der Hoeven, insistió en que los subsidios "reducen artificialmente el precio de los combustibles fósiles".
Según los datos de la AIE -que avanzó así parte del contenido que presentará dentro de unos días en Londres en su informe general sobre la energía "World Energy Outlook"- los subsidios favorecieron esencialmente al petróleo según los datos de 2010.
La OCDE precisó que las medidas consideradas como subsidios son aquellas que proporcionan alguna ventaja a los combustibles fósiles e incluyen medidas que otorgan preferencias dentro de los sistemas fiscales de cada país.
La organización indicó que de esta manera ha identificado un total de más 250 transferencias presupuestarias y medidas fiscales destinadas a la producción y uso de combustibles fósiles.
Según estos datos, el 67 por ciento de esos subsidios en los países estudiados se destinaron a medidas de apoyo al consumo, mientras que el 22 por ciento fueron a parar al apoyo a la producción de esos combustibles.
A pesar del elevado nivel de los subsidios identificados por ambas organizaciones, la OCDE y la AIE reconocieron que aproximadamente la mitad de los países que están rebajando de manera artificial el precio de la energía por debajo de los costes de suministro ya han comenzado a tomar medidas de racionalización.
Es el caso de México, donde los apoyos a los consumidores de combustibles fósiles alcanzaron los 629 millones de dólares (unos 476 millones de euros) en 2009 pero donde el gobierno ya ha puesto en marcha una nueva estrategia nacional que apunta más a los hogares de ingresos inferiores que al empleo de energía.
Pero Van der Hoeven avisó: "se ha terminado la época de la energía barata", en alusión a los planes masivos de apoyo a la producción de carbón, gas y petróleo.
Gurría, por su parte, recordó que actualmente unos mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad y reconoció que la eliminación de subsidios no tendrá beneficios directos para ellas puesto que actualmente no son quienes más ventajas obtienen de esos apoyos oficiales.
Sin embargo, agregó que esos recortes en los apoyos artificiales a la producción y consumo de combustibles fósiles sí tendrán como consecuencia una disposición de más medios financieros para financiar políticas que se dirijan a los más pobres.