En un declaración remitida por la Fundación que concede los galardones, Weissman asegura sentirse "honrado" por el premio e incide en que todos los días siente "gratitud" porque el trabajo de su laboratorio haya sentado las bases para el desarrollo de las vacunas, "lo que ha constituido una herramienta para la humanidad en un momento de gran necesidad".
"Hay un futuro brillante para las vacunas de ARNm y me emociona seguir trabajando con mis colegas en los modos en los que la tecnología de ARNm puede prevenir enfermedades y, en última instancia, ayudar a las personas. Para eso está la ciencia", añade mientras que la biólogo húngara Katalin Karikó se ha mostrado "muy feliz" de recibir el Premio Princesa de Asturias y de compartirlo con sus "excelentes" colegas científicos.
Weissman y Karikó han obtenido el galardón junto a los doctores alemanes Ugur Sahin y Özlem Türeci; el biólogo canadiense Derrick Rossi; la vacunóloga británica Sarah Gilbert y el bioquímico estadounidense Philip Felgner por su contribución al desarrollo de algunas de las vacunas aprobadas contra la covid-19, una labor realizada en un corto periodo de tiempo que, a juicio del jurado, se sitúa entre los acontecimientos más destacados de la historia de la ciencia.
Según el tribunal, los científicos distinguidos han conducido, con sus largas trayectorias en investigación básica, a innovadoras aplicaciones como la obtención, en un tiempo extraordinariamente corto, de vacunas efectivas para luchar contra la pandemia de la covid-19 y constituyen un excelente ejemplo de la importancia de la ciencia básica para la protección de la salud a escala global.
El galardón, que recayó en 2020 en los cuatro matemáticos cuyas investigaciones dieron soporte a la era digital -los franceses Yves Meyer y Emmanuel Candès, la belga Ingrid Daubechies y el australiano Terence Tao-, está dotado con una escultura de Joan Miró, un diploma acreditativo, una insignia y cincuenta mil euros y será entregado en octubre en una ceremonia presidida por los reyes de España.