Entre el 10 y el 13 de mayo del año pasado, las ondas solares llegaron a la Tierra y desencadenaron una tormenta geomagnética de intensidad G5, el nivel más alto.
Estos eventos, además de provocar la aparición de auroras boreales, pueden perturbar las redes eléctricas, los satélites, los sistemas de navegación y afectar a animales migratorios.
El estudio ha demostrado que en ese episodio las señales magnéticas fueron "claramente registradas durante un intervalo de más de 55 horas", informó hoy el CSIC.
En este sentido, la investigación, publicada en la revista Scientific Reports, revela que fue una de las tormentas geomagnéticas más largas jamás registradas por sismómetros.
"Las medidas de muchos de los sismómetros de banda ancha distribuidos alrededor del mundo se vieron afectadas por las interferencias debidas a esta gran tormenta solar", según Díaz.
El estudio analiza cómo las corrientes eléctricas generadas por cambios en el campo magnético influyen en los sensores sísmicos.
Estas señales se detectan en frecuencias por debajo de 10 mHz, siendo más claras entre 1.5 y 5 mHz, dentro de las llamadas pulsaciones magnéticas Pc5.
Uso de sismómetros para tormentas solares
Aunque los magnetómetros son los instrumentos tradicionales para monitorizar el campo magnético terrestre, el trabajo de Díaz destaca el potencial de los sismómetros de banda ancha para complementar su labor.
Gracias a su amplia distribución global, estos aparatos ofrecen una cobertura mucho más extensa, proporcionando trazas detalladas que ayudan a entender mejor las distintas fases de estos eventos.
Por ejemplo, durante la tormenta del pasado mayo, en Europa se obtuvieron más de 300 trazas sísmicas, en comparación con 30 magnetogramas.
Para este análisis, el equipo de Díaz utilizó datos sísmicos obtenidos a través de las plataformas EIDA-EPOS (Infraestructura Europea de Datos Integrados para EPOS) y la FDSN (Federación Internacional de Redes de Sismógrafos Digitales), lo que permitió identificar patrones en las señales magnéticas detectadas por los sismómetros europeos y por las principales redes sísmicas a escala mundial.
Este enfoque abre nuevas vías para explorar los impactos del clima espacial, mostrando cómo las señales sísmicas pueden ofrecer información complementaria sobre estos fenómenos.
"Aunque no suplan completamente los registros obtenidos por magnetómetros, las señales sísmicas pueden ayudar a estudiar mejor la evolución temporal de las tormentas solares", dado que el número de sismómetros en funcionamiento a escala global es sensiblemente mayor que el de magnetómetros, incidió el investigador.
Hallazgos como este podrían transformar el monitoreo de tormentas solares, consolidando el papel de los sismómetros como herramientas clave en la observación del espacio y sus efectos en el planeta.