Los huracanes son las tormentas de mayor tamaño y violentos de la Tierra. Las personas nombran a éstas como tifones o ciclones según su lugar de origen, explica la NASA en su página de Internet.
De acuerdo con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), el término científico para todas estas tormentas es ciclón tropical.
Sin embargo, sólo los ciclones tropicales que se forman en el Océano Atlántico y Océano Pacífico oriental se llaman huracanes. No obstante, todos estos nacen de la misma manera.
Los ciclones tropicales trabajan como motores gigantes, cuyo combustible es el aire cálido y húmedo, de ahí que sólo se formen sobre océanos de agua templada y cerca del Ecuador.
Durante su gestación, el aire cálido se eleva, lo que produce un área de menor compresión de aire cerca del océano.
En tanto, el aire con mayor presión de las zonas circundantes llena la zona de baja presión, formando una especie de “nuevo" aire que se vuelve cálido, al tiempo que alcanza una nueva elevación.
Conforme el aire cálido continúa su ruta ascendente, el aire próximo gira para ocupar su lugar. Cuando el aire cálido y húmedo se eleva y se enfría, el agua en el aire forma nubes.
Así, nutrido por el calor del océano y el agua que se evapora de la superficie, tanto el sistema de nubes como de aire gira y crece.
Debido a que la Tierra gira sobre su eje, las tormentas formadas en el sur del Ecuador circulan en el sentido de las manecillas del reloj; mientras que las del norte lo hacen de manera contraria.
A medida que el sistema de tormenta gira cada vez más rápido, se forma un ojo en su centro, en esta zona todo es tranquilo y claro, con una presión de aire muy baja. Asimismo, el aire de presión alta superior desciende el interior del ojo.
Cuando los vientos en la tormenta giratoria alcanzan 39 millas por hora (mph), la tormenta se denomina tormenta tropical. Y cuando alcanzan 74 mph, se considera oficialmente que la tormenta es un ciclón tropical, o huracán, según la agencia espacial estadunidense.
Una constante en este tipo de fenómenos naturales es que se debilitan al tocar tierra, porque ya no tienen la energía de los océanos templados para continuar su marcha.
Sin embargo, logran avanzar de forma considerable tierra adentro causando estragos significativos por lluvias y vientos, tal y como lo hizo el huracán Harvey al entrar en Texas, Estados Unidos, antes de desaparecer por completo.
Categorías de ciclones tropicales:
Categoría 1, daño mínimo, vientos de 74-95 millas por hora, marejada de tormenta 4-5 pies.
Categoría 2, daño moderado, vientos de 96-110 mph, marejada de tormenta 6-8 pies.
Categoría 3, daño extensivo, 111-129 mph, marejada de tormenta 6-8 pies.
Categoría 4, daño extremo 131-156 mph, marejada de tormenta 13-18 pies.
Categoría 5, daño catastrófico, viento mayor a 157 mph marejada de tormenta mayor a 19 pies.
Entre los huracanes más devastadores de la historia destacan Patricia (2015), Wilma (2005), Gilberto (1988), Katrina (2005), y Sandy (2012).
A esta lista se les unió el huracán Irma, clasificado como de categoría 5, la tormenta más poderosa del Océano Atlántico en una década de la que se tenga registro, que ha golpeado con vientos de 295 kilómetros por hora a Antigua y Barbuda, San Martín y San Bartolomé, entre otras zonas.