Debacle, fiasco y lío son algunos de los calificativos que hoy, cuando se cumple una semana de la salida a bolsa de Facebook, se han aplicado a ese debut en Wall Street, donde se ha enfrentado a los problemas técnicos del mercado Nasdaq, las dudas sobre su negocio y hasta una demanda.
"El estreno en bolsa ha sido un fiasco", así de tajante se mostró el profesor de economía de la Universidad de Nueva York (NYU) Anindya Ghose sobre la que se convirtió en la tercera mayor oferta pública de venta de acciones (OPV) de una empresa estadounidense en la historia.
La firma que dirige Mark Zuckerberg debutó el pasado 18 de mayo en Wall Street a un precio de 38 dólares por acción.
Pero hoy, exactamente una semana después de la más esperada salida a bolsa en años, la situación es muy diferente: sus títulos cerraron la sesión de este viernes con una caída del 3.39 por ciento hasta 31.91 dólares, con lo que acumulan un desplome del 16 por ciento en su corta carrera en bolsa.
"No ha estado ni cerca de lo bien que pensamos que estaría. Hay un buen número de razones para ello y una es que, para empezar, fijó un precio excesivo, muy lejos del precio correcto que en mi opinión hubiera sido de algo menos de 30 dólares y que en realidad fue el rango original que había anunciado (de entre 28 y 35)", explica Ghose.
Puede que por la enorme expectación generada en torno a su estreno y a la fuerte demanda que encontró para su OPV, Facebook decidió elevar esa horquilla hasta entre 34 y 38 dólares y aumentar desde 388 hasta 421.2 millones el número de acciones que sacó al mercado, a lo que se achaca la fuerte caída de sus títulos en bolsa.
La culpa también ha recaído sobre el mercado Nasdaq, cuyos ejecutivos han llegado a reconocer estar avergonzados por sus dificultades para procesar la avalancha de órdenes de compraventa de acciones de Facebook en su primer día de cotizaciones, que llevó a que miles de inversionistas no supieran si sus peticiones se habían ejecutado o no.
"Hay una alta probabilidad de que Facebook se vaya del Nasdaq y se cambie a la bolsa de Nueva York, ya ha ocurrido en el pasado", dice el profesor de NYU, haciéndose eco de las informaciones que apuntan a que esos problemas técnicos le costarán al mercado Nasdaq -en el que cotizan gigantes como Apple o Google-, quedarse sin la red social.
Otros dedos señalan al propio Zuckerberg, quien junto a otros miembros del consejo de administración de la empresa y a los bancos que garantizaron la colocación de sus acciones en bolsa es objeto de una demanda presentada por un grupo de sus inversionistas.
La querella, una de las bofetadas más duras con las que se ha encontrado Facebook en esta semana, afirma que todos ellos sabían que la red social "estaba experimentando una severa y pronunciada reducción en el crecimiento de sus ingresos" pero tan solo se lo informaron a algunos de sus inversionistas "preferidos".
"Hay mucho trabajo sucio en este acuerdo", afirma el economista de NYU, para quien esta OPV estuvo "estructurada específicamente para beneficiar a muy poca gente: los bancos colocadores liderados por Morgan Stanley, los amigos de Zuckerberg y la comunidad de inversionistas que había inyectado dinero en Facebook desde el principio".
La demanda contra la mayor red social del mundo se refería a una caída de los ingresos de la firma precisamente debido a lo que se ha calificado como su talón de aquiles: la migración de los usuarios desde ordenadores tradicionales hacia dispositivos móviles, donde el espacio para publicidad es mucho más limitado.
Un 55 por ciento de los más de 900 millones de usuarios de Facebook accede a la plataforma a través de un teléfono móvil, y Ghose coincide con otros economistas en que ésa es tanto su mayor debilidad como su mayor oportunidad para rentabilizar la página que conecta a una octava parte de la población mundial.
"Yo creo que Facebook es una compañía increíble, tiene muy buenos productos y un potencial enorme (...), pero lo que deberían hacer es monetizar la página lo más pronto posible", concluye el economista, quien se muestra optimista sobre esa empresa porque a su juicio las redes sociales suponen un cambio comparable a la Revolución Industrial.
Por Teresa de Miguel