El transbordador Atlantis se despide de la Estación Espacial para siempre

El Atlantis se despidió hoy de la Estación Espacial Internacional (EEI) para siempre, al iniciar su viaje de retorno a la Tierra, con el que la NASA dará por concluido el programa de los transbordadores, un capítulo de treinta años de historia cuyo final dejará un sabor "agridulce".

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Imagen tomada por un miembro de la tripulación de la EEI, captada de la NASA TV y facilitada el 11 de julio que muestra el transbordador Atlantis en el espacio.

Los astronautas fueron despertados con la canción "Don't Panic" de Coldplay, que fue dedicada al piloto Doug Hurley, responsable de guiar al Altantis en su maniobra de desacoplamiento de la EEI.

La nave, con sus cuatro astronautas a bordo, soltó amarras de la EEI a las 06:28 GMT, cuando se encontraban a 391 kilómetros sobre el Océano Pacífico, al este de la localidad de Christchurch (Nueva Zelanda), tras haber estado 8 días, 15 horas y 21 minutos acoplada al laboratorio orbital.

El Atlantis completó una pirueta en torno a la EEI con el objetivo de que la tripulación de la estación pudiera hacer una inspección ocular del transbordador, mientras desde la nave tomaron fotos tridimensionales de alta calidad con el brazo robótico.

El propósito es determinar la condición de los paneles térmicos que revisten la cubierta, el borde delantero y la superficie de las alas que protegen el Atlantis que, al entrar en la atmósfera a su retorno, se someterá a una temperatura de unos 2,000 grados.

La tripulación, compuesta por el comandante Chris Ferguson, el piloto Dough Hurley y los especialistas de misión Sandra Magnus y Rex Walheim, volvió a agradecer la "hospitalidad" a los tripulantes de la EEI, antes de comenzar a alejarse del puesto orbital por última vez con rumbo a la Tierra.

A su regreso, previsto para el jueves a las 09:58 horas GMT en el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida), la NASA celebrará el éxito de la misión, pero como vienen diciendo durante meses los empleados de la agencia espacial será un momento "agridulce".

Ello no sólo porque se acabará el programa de transbordadores y cientos de personas quedarán sin empleo, sino porque Estados Unidos no tiene preparada la nave para sustituir al vehículo que durante treinta años ha llevado carga y tripulación al espacio.

"No creo que esto signifique el final de los vuelos tripulados estadounidenses, pero estamos en un periodo de incertidumbre y no sabemos por cuánto tiempo", indicó Valerie Neal, conservadora del área de los transbordadores del Museo Nacional del Espacio, en una reciente entrevista.

"Han sido las naves de una generación entera y la parte más triste es que no hay otra nave esperando, no sabemos cómo va a ser el próximo vehículo espacial o cuál será el próximo destino" a conquistar, señaló.

La NASA ha cedido el testigo al sector privado para que desarrolle la nave del futuro, aprovechando algunas de las capacidades de la agencia espacial, y se ha marcado como nuevos objetivos para la exploración humana el alcanzar un asteroide en 2025 y el llegar a Marte en 2030.

La agencia espacial espera que los primeros vehículos comerciales estén listos para 2015, no obstante, mientras tanto, los astronautas estadounidenses dependerán de las naves rusas Soyuz para viajar a la EEI, por cuyos viajes tendrá que pagar unos 50 millones de dólares.

El programa de los transbordadores inició su andadura en 1981 con el lanzamiento del Columbia, al que siguieron el Challenger (1983), el Discovery (1984), el Atlantis (1985) y el Endeavour (1992), que se convirtieron en la bandera de la exploración espacial de Estados Unidos.

El Challenger y el Columbia sufrieron sendos accidentes -el primero explotó 73 segundos después de despegar en enero de 1986 y el Columbia se desintegró en febrero de 2003 cuando reingresaba en la atmósfera-, lo que hizo que el público se vinculara aún más con el programa.

En esta última misión, el Atlantis ha llevado más de 4,000 kilos de suministros y equipos, incluidos más de 1,100 kilos de comida, que ayudarán a que la EEI continúe operando durante 2012, y varios experimentos, uno diseñado para el desarrollo de vacunas contra la salmonella.

Como recuerdo de esta histórica misión, antes de cerrar las dos escotillas, los tripulantes del Atlantis entregaron a sus compañeros de la EEI la bandera que viajó al espacio en la misión STS-1 que realizó el Columbia el 12 de octubre de 1981 y un escudo conmemorativo de la misión STS-135, la última de la era de los transbordadores.