Para crear esa ilusión, los investigadores tocaron a las más de cien personas que participaron del estudio con un pincel en varias partes del cuerpo y les pidieron que se miraran el cuerpo con unas gafas especiales, mientras que con otro pincel que sostenían en la otra mano imitaban los mismos movimientos en el aire a la vista del participante.
En menos de un minuto, la mayoría de los participantes comenzó a transferir la sensación del pincel que los tocaba al espacio vacío donde veían moverse el pincel y experimentaron la sensación de tener un cuerpo invisible.
Para demostrar que la ilusión realmente funcionaba, los neurocientíficos realizaron otra prueba. Blandieron un cuchillo y lo hundieron en el aire en el espacio que representaba la barriga del cuerpo invisible. "Al ver el cuchillo, los participantes comenzaban a transpirar", relata Arvid Guterstam, uno de los autores del experimento.
En otra parte del estudio, los investigadores demostraron que en situaciones sociales estresantes las personas permanecen más relajadas si se sienten invisibles.
A los participantes se les pidió en este caso que comparecieran ante personas extrañas. Según Guterstam, la frecuencia cardíaca y el consiguiente nivel de estrés que ésta delata fue menor en aquellos casos en los cuales los participantes habían experimentado poco antes la ilusión de tener un cuerpo invisible.
Otros estudios previstos intentarán dilucidar si la sensación de invisibilidad también influye en las decisiones morales que toman las personas "para asegurarnos de que futuras capas de invisibilidad no no nos llevarán a perder la capacidad de discernir lo que está bien de lo que está mal", concluye Henrik Ehrsson, coautor del estudio. (DPA)