A cargo del astrónomo Thomas Kallinger de la Universidad de Viena, con este método se facilitaría la medición de la gravedad en la superficie de estrellas muy distantes o débiles, ofreciendo una precisión de hasta cuatro por ciento en comparación con las técnicas actuales.
La nueva técnica que ha sido nombrada como “de escala de tiempo de función de autocorrelación”, tiene como base la utilización de sutiles variaciones en el brillo de las estrellas distantes, registradas por satélites como MOST o las misiones Kepler de la NASA.
Kallinger explica que "el tamaño de un exoplaneta se mide en relación con el tamaño de su estrella madre. Si usted encuentra un planeta alrededor de una estrella que usted piensa que es similar al Sol, pero en realidad es una gigante, es posible que se haya engañado pensando que ha encontrado un mundo habitable del tamaño de la Tierra”.
Por lo que con la implementación de dicho método, se podría tener noción de “lo grande y brillante que es la estrella, y si un planeta alrededor de ella es del tamaño adecuado, o si existe la temperatura para tener océanos de agua, y tal vez la vida”, explicó.
El método que se describe detalladamente en la publicación Science Advances, contó con la colaboración de Jaymie Matthews, profesor de la Universidad de British Columbia (UBC), en Canadá, así como astrónomos de Alemania, Francia y Australia.