Samuelsson cuenta con acabar el ejercicio en números negros, con un beneficio neto mínimo, a pesar de que la empresa -adquirida por el fabricante de vehículos chino Geely- está realizando fuertes inversiones en la actualidad.
Sus declaraciones contrastan con las que realizó el pasado diciembre, cuando consideró "difícil" no cerrar este año en números rojos.
El presidente de Volvo se mostró además optimista a medio plazo y avanzó que la compañía prevé obtener mejores resultados empresariales en los próximos años gracias a un plan de reducción de costes que incluye despidos y mejoras de eficiencia en la cadena de producción.
"A partir de 2015 empieza nuestro sistema modular y nuestras medidas de reducción de costes entrarán en vigor, lo que con seguridad se reflejará en unos mejores resultados", apostó Samuelsson.
La apuesta de Volvo Car pasa, según su presidente, por crecer en China, un mercado especialmente interesante, y donde la empresa sueca ya produce.
"Considero que no es irreal (estimar) una producción de 800,000 vehículos (anuales) para 2020", agregó Samuelsson, pese a que en 2012 la empresa fabricó 420,000 automóviles, un 6 por ciento menos que el año anterior.
Volvo Car anunció ayer que despedirá a mil consultores y administrativos antes de final de año, con lo que espera ahorrarse unos 177 millones de euros como parte de un plan de recorte de gastos.