Las falsas acusaciones de espionaje contra tres directivos de Renault que fueron despedidos a comienzos de enero podrían costarle al grupo automovilístico francés hasta once millones de euros, a la vista de las sustanciosas indemnizaciones que les reclaman estos perjudicados.
La cifra resulta de la suma de las cantidades reclamadas por Michel Balthazard, Bertrand Rochette y Matthieu Tenenbaum, reveladas por el sitio internet del semanario Marianne, así como por el dinero que ya han recibido de la empresa.
Balthazard, con una antigüedad de 32 años en Renault, pretende obtener 3.2 millones de euros además de los 480,000 euros que se le atribuyeron como indemnización legal y los 750,000 que le corresponderían por despido abusivo.
El total equivaldría a unos 18 años del salario que tenía este antiguo miembro del comité de dirección del fabricante, de 57 años.
Rochette, que había trabajado 22 años en la empresa donde ganaba 12,000 euros al mes, ya ha recibido cerca de 200,000 euros de indemnización legal, a los que habría que añadir unos 500,000 en concepto de despido abusivo. Él reclama además unos 3.5 millones como indemnización por el daño moral.
Tenenbaum, que llevaba 12 años en Renault (tiene 33) donde ganaba 5,000 euros al mes como director adjunto en el programa de vehículos eléctricos, ha cobrado 50,000 euros de indemnización legal, y debería conseguir otros 120,000 por despido abusivo.
En su caso su petición es de 2.6 millones.
Siempre de acuerdo con Marianne, Renault le ha propuesto reintegrar la compañía con un sueldo muy superior al que tenía y con una formación en Estados Unidos.
La revista también citó el caso de otro exdirectivo, Philippe Clogenson, que había sido despedido en 2009 en condiciones que él ahora pretende similares a los de los tres anteriores.
Clogenson negocia su reingreso con un sueldo igualmente superior y una compensación estimada en 300,000 euros.
Para la marca del rombo, el problema de aceptar estas cifras desenfrenadas, además de las críticas publicas, es que corre el riesgo de que los accionistas denuncien a la dirección por malversación.
Por el contrario, si se produce un contencioso con los directivos despedidos por las falsas acusaciones que durante semanas lanzó contra ellos, la amenaza sería para la imagen del grupo por la más que previsible atención mediática durante meses.
La cuestión será objeto el lunes de una reunión extraordinaria del consejo de administración de Renault, que ha preferido mantener silencio oficialmente sobre estas informaciones.