La evolución del grupo propulsor es fundamental para la entrada oficial de Porsche en el certamen y es un factor competitivo decisivo. Para controlar el gasto, la Fórmula E proporciona el chasis del monoplaza y la batería estándar, mientras que todos los componentes de propulsión son desarrollados por los fabricantes, lo que significa que Porsche puede seguir su propio camino cuando se trata de avanzar en tecnologías clave. Entre éstas se encuentran el motor eléctrico, el inversor, el sistema de freno por cable, la transmisión, el diferencial, los ejes de transmisión y los elementos de la suspensión conectados al eje trasero, así como el sistema de refrigeración y la unidad de control.
Malte Huneke, líder técnico del proyecto, dijo: “Desde que construimos el monoplaza Porsche de Fórmula E en enero hemos hecho grandes progresos, tanto en el desarrollo como en las pruebas. Podemos continuar optimizando sus componentes hasta la homologación para asegurarnos de que estamos perfectamente preparados para nuestra primera temporada en Fórmula E. El trabajo de simulación es particularmente útil a la hora de optimizar la gestión de energía. Sin embargo, las condiciones reales solo se dan en el circuito. Por ejemplo, no es posible reproducir la conducción sobre bordillos con total precisión en el simulador o en el banco de pruebas. La gestión de los neumáticos y el comportamiento de los frenos también se investigan mejor en la pista. Estamos cumpliendo con el programa previsto: pruebas de conducción exhaustivas en circuito, trabajo continuo en el simulador y test en el banco de pruebas. Obtenemos datos e ideas importantes para el desarrollo del grupo propulsor Porsche con la combinación de todas estas fuentes”.