El aficionado inglés y su profundo arraigo por la competición y el fútbol doméstico mató a la Superliga. Fue el hombre de a pie el que se alzó en las murallas de Stamford Bridge contra la competición faraónica y el que consiguió que los seis equipos ingleses, miembros fundadores del club de los doce, anunciaran su abandono del proyecto y pidieran perdón.