Soldados mexicanos retiran gradas para desfile ante protestas

Soldados mexicanos retiraron hoy gradas que se habían colocado en la Plaza del Zócalo de Ciudad de México para un desfile militar previsto para mañana, en vísperas de una gran marcha de protesta que confluirá hacia ese lugar por la desaparición de 43 estudiantes.

El jueves, en el aniversario de la Revolución Mexicana de 1910, llegará a la capital una caravana de padres de los estudiantes que desaparecieron y fueron presuntamente asesinados después de ser detenidos por policías y entregados a un grupo criminal el 26 de septiembre.

La Secretaría de la Defensa Nacional declinó confirmar por el momento si el desfile fue cancelado.

No obstante, medios locales indicaron que las invitaciones fueron suspendidas y que, en cambio, se mantiene una convocatoria para un acto de otorgamiento de ascensos militares que se hará en el campo militar Marte de Ciudad de México.

De acuerdo con imágenes difundidas por la televisión, los soldados empezaron a desmontar durante la madrugada las estructuras instaladas frente al Palacio Nacional, sede del gobierno federal, y las cargaron en camiones.

El año pasado el presidente Enrique Peña Nieto presidió una ceremonia en el Zócalo con motivo de la fecha patria.

Los familiares de las jóvenes desaparecidos, apoyados por diversas organizaciones y estudiantes, marcharán mañana desde tres puntos de Ciudad de México hacia el Zócalo para concluir un recorrido que comenzaron hace una semana en el sur del país.

La Brigada Nacional partió el jueves 13 desde Tixtla, en el sureño estado de Guerrero, municipio donde se encuentra la Escuela Normal Rural del magisterio "Raúl Isidro Burgos" donde estudiaban sus hijos.

Además de esta marcha están previstas protestas y actos de solidaridad en otras partes del país. En algunas ocasiones, las manifestaciones han derivado en acciones violentas por parte de pequeños grupos.

El presidente Enrique Peña Nieto afirmó el martes que esas acciones violentas "pareciera que respondieran a un interés de generar desestabilización" bajo el "escudo" del ambiente de conmoción que se vive en el país por el caso de los jóvenes.

De acuerdo con las investigaciones, policías municipales persiguieron a los estudiantes, con el saldo adicional de seis muertos y 25 heridos, por órdenes del entonces alcalde de Iguala José Luis Abarca, para impedir que irrumpieran en un acto de su esposa.

Según esta versión, los estudiantes fueron entregados después al grupo criminal Guerreros Unidos que los asesinó y calcinó, antes de arrojar sus cenizas a un río.

Los padres han señalado que para ellos sus hijos están vivos mientras no haya una comprobación científica. Un laboratorio de Innsbruck, Austria, está trabajando en la identificación de los restos. (DPA)