El X-37B, de cinco toneladas de peso, casi 9 metros de largo y 4,5 de ancho, aterrizó el sábado en la base aérea californiana de Vandenberg, según reveló un vídeo de las Fuerzas Aéreas emitido en la cadena.
El avión completó así el viaje que inició en marzo de 2011 desde Cabo Cañaveral (Florida), con una equipación secreta a bordo que ha espoleado las especulaciones, sobre todo de China, de que la aeronave podría ocultar un arma espacial.
Según funcionarios de la Fuerza Aérea estadounidense citados por la cadena, la misión del X-37B está relacionada en realidad con las pruebas de tecnologías para futuros satélites.
El vuelo de la nave, fabricada por Boeing, fue el segundo del programa X-37B, después del que inició en abril de 2010 otro avión, conocido como OTV-1.
Ese avión se mantuvo en órbita 225 días, muchos menos que los 469 que ha permanecido volando su sucesor, que superó el límite previsto para el programa, de 270 días, gracias a la generación de energía a través de paneles solares incorporados.
El director del programa X-37B, el teniente Tom McIntyre, dijo en un comunicado que el proyecto "aporta una capacidad singular al desarrollo de tecnología espacial", en especial tras el final del programa de transbordadores de la NASA.
"La capacidad de retorno de los aviones permite a la Fuerza Aérea poner a prueba nuevas tecnologías sin el mismo grado de riesgo al que se enfrentan otros programas. Estamos orgullosos del éxito de todo el equipo al llevar a esta misión a una conclusión extraordinaria", indicó McIntyre.