La nueva ley, que entrará en vigor en medio año, convierte a Nueva York en la primera gran ciudad estadounidense en la que se eleva la edad mínima para comprar cigarrillos y otros productos que contienen tabaco de 18 a 21 años.
La política antitabaco impulsada por el alcalde Michael Bloomberg redujo la proporción de fumadores jóvenes en la ciudad del 17.6 al 8.5 por ciento entre 2001 y 2007.