Solís Pérez, exdirectora de la Facultad de Salud Pública y Nutrición de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), señaló en una entrevista con EFE que la obesidad infantil no se trata de un problema menor porque, además, cerca del 40 % de los 300,000 estudiantes que la padecen presentan ya síndrome metabólico.
“Siempre doy esos números porque no es lo mismo verlo a la ligera", detalló.
Mencionó que el síndrome metabólico representa una condición a la que se le agregan problemas asociados, como la presión arterial elevada, así como triglicéridos, que son lípidos o grasas en la sangre, que representan un riesgo cardiometabólico.
“Tenemos a 12.5 % de estos niños que ya traen enzimas hepáticas al doble, lo que es un signo de riesgo de enfermedad de hígado graso, no alcohólico, es decir, la grasa exterior que se va acumulando e intrahepática son riesgos para enfermedad cardiovascular temprana”, indicó.
Añadió que ya se está discutiendo que Nuevo León enfrenta un grave problema de salud pública porque la obesidad lleva a otra enfermedad, que es la diabetes tipo 2.
“Estos niños no tienen una condición saludable, estamos hablando de una enfermedad, la obesidad ya es una enfermedad. Le agregas el síndrome metabólico y ahí ya es otra condición porque le vas agregando riesgos cardiovasculares", explicó.
Expuso que la enfermedad número uno entre la población de adultos es la diabetes tipo 2, que trae una serie de complicaciones como los infartos.
“Estamos hablando de un problema de salud pública. Se habla de que es la otra pandemia, la obesidad es un problema de salud mundial, los países están lidiando con esto”, sostuvo.
¿CÓMO COMBATIR EL PROBLEMA?
Solís Pérez, quien ha colaborado en programas del Gobierno estatal como “Salud para Aprender” (SPA), considerado por la ONU como un proyecto exitoso que logró disminuir la obesidad infantil en Nuevo León, destacó la necesidad de la “prevención secundaria”, que va enfocada a los niños y adolescentes que ya están enfermos y deben ingresar a programas estructurados para reaprender a comer y dejar atrás la vida sedentaria.
Precisó que el combate a la obesidad se da con prevención primaria, secundaria y terciaria, pero en estos momentos los sistemas de salud no tienen habilitada la secundaria.
“La primaria que va a población general, va dirigido a que comamos mejor y la activación física, son esas dos estrategias", precisó.
La secundaria, añadió, es cuando ya existe el problema, y "ahí necesitan un manejo interdisciplinario".
"El tercer nivel, porque si llegas a la adolescencia con obesidad o tienes obesidad mórbida desde pequeño, es prevención terciaria ya especializada, que en el caso de los adolescentes puede incluir cirugía o tratamiento farmacológico”, abundó.