Aunque la tasa de nuevos casos está cayendo, el presidente estadunidense Barack Obama advirtió que los números son todavía “alarmantes” y emitió una proclama oficial que designó a noviembre como el Mes Nacional de la Diabetes.
Se estima que la enfermedad tiene un costo anual cercano a los 250 mil millones de dólares, 176 mil millones de los cuales corresponden a costos médicos directos y 69 mil millones a pérdida de productividad.
De acuerdo con datos de la ADA, cada año 1.4 millones de estadunidense son diagnosticados con diabetes, pero las autoridades sanitarias estiman que otras 86 millones de personas mayores de 20 años sufren de “prediabetes”, que se puede convertir en diabetes por factores de riesgo como el sobrepeso y la obesidad.
Se estima que uno de cada tres niños estadunidenses experimentan un peso por encima de los estándares recomendables, lo que provoca que un mayor número de menores padezca más diabetes tipo 2 que en años anteriores.
Aunque se trata de una de las enfermedades más diagnosticadas en el mundo, la ADA calcula que al menos 8.1 millones de estadunidenses desconocen tener la enfermedad, lo que complica el panorama médico pues muchos son identificados después de años de sufrir sus secuelas.
Bajo la Ley de Salud Asequible (ACA), conocida como Obamacare, las aseguradoras cubren ahora exámenes preventivos sin el pago de deducibles o incluso de manera gratuita, además de que es ilegal negar tratamiento a una persona con diabetes preexistente.
En 2012, el año de las más recientes estadísticas disponibles, un total de 69 mil certificados de defunción listaron la diabetes como causa principal de del fallecimiento, pero otros 234 mil certificados la mencionaron como una enfermedad subyacente o contribuyente al deceso.
Aunque la diabetes afecta a estadunidenses de todas las razas, orígenes étnicos, edades y estratos económicos, su impacto es de desproporcionalmente mayor entre las minorías.
Los indios nativos padecen el mayor porcentaje de casos con un 15.9 por ciento del total, seguidos por los afroamericanos con 13.2 por ciento, los hispanos con 12.8 por ciento, los asiáticos con 9.0 por ciento y los blancos no hispanos con el 7.6 por ciento.
En el caso de los hispanos, la mayor prevalencia de la enfermedad corresponde a los puertorriqueños con el 14.8 por ciento, seguido de los mexicanos con el 13.9 por ciento, los cubanos con el 9.3 por ciento, mientras que los centro y sudamericanos con el 8.5 por ciento.
La diabetes afectas asimismo de manera más aguda a los estadunidenses de la tercera edad.
Alrededor de 11.8 millones de estadunidenses de más de 65 años sufren el padecimiento, equivalente al 25.9 por ciento de los casos diagnosticados y no diagnosticados.
En el caso de los jóvenes, alrededor de 208 mil estadunidenses de menos de 20 años han sido diagnosticados con diabetes, equivalente al 0.25 por ciento de la población, la mayoría con diabetes tipo 1.
Entre las principales secuelas de la diabetes figura la retinopatía diabética, la hipoglicemia, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, ataques cardiacos, embolias, enfermedades renales y amputaciones.
Sólo en 2010 Estados Unidos registró más de 73 mil amputaciones de piernas en pacientes diagnosticados con diabetes, en tanto que los casos de ataques cardiacos y embolias fueron 1.7 y 1.5 veces más altos en personas con diabetes.