Sin embargo, el BOJ no anunció medidas por el momento para limitar la volatilidad en los rendimientos de los bonos de deuda pública (como, por ejemplo, extender los plazos de los préstamos que realiza a las entidades financieras niponas), tal y como esperaban muchos analistas.
La entidad acordó por unanimidad mantener la compra de deuda pública y activos de mayor riesgo de cara a duplicar la base monetaria para terminar con la deflación que soporta el país desde hace casi 15 años.
En este sentido, en un comunicado detalló que "continuará realizando operaciones" para hacer que ésta aumente a un ritmo anual de entre 60 y 70 billones de yenes (entre 458,000 y 534,000 millones de euros).
"El Banco mantendrá su flexibilización monetaria cuantitativa y cualitativa en el objetivo de lograr estabilizar los precios en el 2 por ciento, durante el tiempo que sea necesario", añadió el organismo.
En cuanto a los riesgos que afronta la tercera economía del mundo, la junta del BOJ mantuvo que aún existe un "alto grado de incertidumbre" en torno a los retos que afronta la economía nipona, principalmente por el problema de deuda en Europa y el ritmo de crecimiento en Estados Unidos y en las economías emergentes.
Respecto a la situación doméstica, el BOJ destacó que, a pesar de que el sector manufacturero "continúa mostrando un resultado gris", la inversión de capital "parece haber dejado de debilitarse" y sigue mostrando "resistencia".
Mientras, la inversión pública "ha continuado incrementándose", lo que ha permitido que la inversión inmobiliaria haya crecido en términos generales, y el consumo privado, un pilar que supone cerca del 60 por ciento del PIB del país, se haya mantenido "sólido". EFE