Minutos antes de la apertura, los trabajadores de la tienda de Regent Street, en el centro de la capital británica, comenzaron a aplaudir en el interior y a lanzarse consignas de ánimo antes de comenzar la cuenta atrás y recibir a los primeros compradores.
En el exterior esperaban los clientes, muchos de ellos tras días durmiendo en la calle para ser los primeros en hacerse con el nuevo iPhone, a los que hoy acompañaron un gran número de curiosos y periodistas.
Finalmente a las 7:00 GMT la seguridad de la tienda cedió el paso y, entre aplausos y vítores, los "applemaníacos" fueron subiendo la escalinata del recinto para llegar al mostrador donde esperaban los nuevos móviles, cuya venta ha quedado restringida a dos terminales por persona.
Los primeros dueños del iPhone 5 se caracterizaron por su extravagante manera de vestir para acudir a la cita: recubierto completamente de lycra el primero en salir, y con camisetas con mensajes de denuncia los segundos.
Todos ellos atendieron a los medios de comunicación para llamar la atención sobre diversas causas en las que están involucrados, aprovechando así el interés mediático que este tipo de inauguraciones despiertan.
El iPhone 5 se vende en el Reino Unido desde 529 libras (661 euros o 861 dólares) en función de la capacidad del terminal.