Las conclusiones deben servir como base para establecer eventuales responsabilidades penales, ya que la justicia francesa mantiene abierta una causa por el accidente, en la que están procesados Air France y Airbus.
El avión, un Airbus A330 de la aerolínea Air France, se estrelló en aguas del Atlántico casi cuatro horas después de haber despegado del aeródromo Galeão con 216 pasajeros a bordo, la mayor parte de ellos franceses y brasileños, y doce miembros de la tripulación.
La Oficina de Investigación y Análisis (BEA) ha publicado sucesivos informes intermedios sobre las circunstancias del drama, el último de ellos en julio pasado, cuando apuntaba a un error de pilotaje como posible causa del accidente, pero no descartaba problemas en la concepción del aparato.
Según el último informe de la BEA, el copiloto del avión inició una maniobra equivocada después de que el piloto automático se desactivara al paso por una zona de turbulencias y mientras que el comandante efectuaba su reglamentario reposo.
Una vez en la cabina de mando, el piloto tampoco adoptó las decisiones adecuadas, lo que provocó que el avión perdiera paulatinamente altura hasta estrellarse en aguas del Atlántico.
Los investigadores señalaron que la tripulación no estaba preparada para afrontar una situación de ese tipo en gran altitud, y también se apuntaba a fallos en el funcionamiento de las sondas de medición de la velocidad, que fueron cambiadas en todos los aviones tras el accidente.
La labor de búsqueda de los cadáveres y de los restos del avión, no dio sus frutos hasta mayo de 2011, mientras que la recuperación de las cajas negras y de otros elementos del avión ha permitido al BEA reconstruir las circunstancias del accidente.