"Estamos absolutamente comprometidos a la hora de garantizar que tanto el crecimiento y la estabilidad como la consolidación fiscal formen parte de un paquete global que todos nosotros debemos impulsar", para generar prosperidad, dijo Obama al inicio de la segunda jornada de la cumbre.
Sentado junto a los jefes de Estado y de Gobierno de Canadá, Japón, Rusia, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia en la residencia de descanso presidencial en las montañas Catoctin, Obama indicó que tras la cena de ayer, que duró hasta la medianoche y que versó sobre la crisis en Siria, el desafío nuclear iraní, las provocaciones de Corea del Norte y la agenda de reformas de Birmania, hoy la crisis europea centrará la primera sesión del G8.
Las breves declaraciones de Obama sobre la crisis de la eurozona serán confirmadas en una declaración conjunta de los líderes que pondrá de relieve que las posturas sobre la estrategia a seguir para reactivar la renqueante economía europea y mundial ya no son demasiado divergentes entre los líderes europeos y no europeos.
En el plano económico, el G8 abordará además el problema de los precios del petróleo, ocasión en la que Obama podría pedir a sus colegas que recurran a las reservas estratégicas este verano, cuando entrará en vigor el embargo sobre las importaciones de crudo iraní.
Los líderes de las siete economías más desarrolladas y Rusia abordarán además los últimos acontecimientos en Oriente Medio y el norte de África, y Obama pedirá a sus homólogos que mantengan el escuerzo económico para apoyar a Afganistán más allá de la retirada de las tropas en 2014, señaló.