Contreras elevó su petición al ministro Mario Carroza para que un examen médico legista determine las causas exactas de la muerte del destacado poeta chileno en septiembre de 1973, en la Clínica Santa María de esta capital.
La petición se fundamenta en declaraciones del chofer de Neruda, Manuel Araya, quien asegura que Neruda fue asesinado por médicos que servían al régimen dictatorial de Augusto Pinochet (1973-1990).
Según Contreras, las dudas sobre la muerte del poeta están acreditadas y se centran en si “le inyectaron Dipirona para calmarle los dolores del cáncer, como dice el doctor Sergio Drapper de la Clínica Santa María, o le inocularon veneno como dice el testigo”.
Araya, quien fue interrogado por Carroza el 16 de noviembre pasado, denunció que Neruda fue asesinado y que no murió producto de complicaciones vinculadas a un cáncer prostático que padecía.
De acuerdo con Contreras, después de la investigación "está demostrado que Pablo Neruda no falleció del cáncer. El certificado de defunción habla de caquexia, que es un estado de muerte o vegetal que tiene que producirse después de varios meses".
"Esto demuestra que sus últimas horas de vida hablaba normalmente y caminaba y no estaba en el estado que presume el certificado de defunción”, agregó el jurista.
“La prensa de la época da cuenta que Neruda murió de un infarto provocado por un shock. Nosotros creemos que ese shock lo causó una inyección puesta el domingo 23 de septiembre en el estómago", indicó el jurista.