La "misión imposible" de Meloni para mediar en la guerra comercial de Trump

El viaje de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el próximo jueves a Washington en plena guerra comercial con EE.UU., parece una "misión imposible" debido al carácter imprevisible de Donald Trump, aunque, por eso mismo, no se puede descartar que logre beneficios para Italia, y por ende para Europa, en un momento de gran incertidumbre mundial.

Meloni, que usa la sintonía ideológica con Trump y su 'mano derecha' Elon Musk para tener cierto peso negociador, no viaja con un mandato europeo, pero ha anunciado su intención de plantearle la eliminación recíproca de aranceles industriales con la Unión Europea (UE), como ha propuesto el Ejecutivo comunitario, que ve con buenos ojos la iniciativa. Aunque no todos sus miembros piensan igual.

Con la vista puesta en la guerra comercial, la mandataria ultraderechista sabe que si obtiene buenos resultados su peso político aumentará en la UE, en un momento delicado para la cohesión de la UE frente a los desafíos globales.

Viaje a un "campo minado"

El viaje de Meloni, en plena pausa de 90 días de los aranceles del 20% impuestos a la UE, "se aventura en un campo minado, donde los caprichos y estados de ánimo de Trump, más que las estrategias, determinan el éxito o el fracaso", explica a EFE Alberto Vannucci, profesor de la Universidad de Pisa.

En ese contexto, será importante ver el papel que adoptará la mandataria, pues si apuesta solo por representar los intereses italianos, su éxito parece inviable: Trump ha dejado claro que, para él, Europa es un único interlocutor y hasta ahora la relación ha sido de puro 'bullying económico'.

"La alternativa sería jugar a contrapeso, como ha hecho el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, con su visita a China, intentando abrir un canal de diálogo" porque "en una guerra comercial, las alianzas son decisivas para las posibilidades de éxito", explica el politólogo.

Meloni, que ganaría "mucho peso en Europa" si regresa "con la obtención del famoso '0-0' aranceles", se guarda dos "bazas atractivas para Trump", señala a EFE Gabriela Natalizia, de la Universidad de la Sapienza de Roma.

"También está yendo a negociar para apoyar una mayor compra de gas natural licuado estadounidense y además podría hacer que terminen en EE.UU. parte de los famosos fondos del SAFE" de 150.000 millones de euros financiados con deuda europea para la compra conjunta de equipamiento militar por parte de varios países.

La UE, dividida

Pero la misión entraña sus riesgos, porque las tensiones dentro de la UE son palpables, y algunos miembros ven con escepticismo que Meloni les represente: "Francia no estará contenta con esta visita”, según Natalizia.

La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y varios comisarios ven con buenos ojos la misión, pero no aceptarán un papel pasivo en una eventual negociación bilateral entre Italia y EE.UU., y también estarán atentos otros socios europeos, como Alemania.

Europa sufre las consecuencias de sus divisiones internas: "Esa aparente coalición de intereses comunes que sostiene las instituciones europeas y que busca presentar a Europa como un interlocutor único, en realidad la debilita en la mesa de negociación. Tanto China como EE.UU. lo saben, y por eso buscan dividirla", explica Vannucci.

Los aranceles son una herramienta para Trump, no su verdadero objetivo, que lo que busca con este movimiento, "al borde del chantaje", es obtener un aumento del gasto militar y, en particular, "un incremento de la responsabilidad asumida en seguridad en el Mediterráneo y en el flanco este", asegura el profesor de La Sapienza.

Un escenario geopolítico incierto

La misión se enmarca en un contexto geoplítico complejo, en el que Pekín trata de atraer a Europa contra el "matón" mandatario de EE.UU, aunque "lo hace más por necesidad coyuntural que por una alianza estratégica real", en búsqueda de "nuevos mercados para los productos chinos", lo que entraña "riesgos y trampas", según Vannucci.

Pero el gigante asiático sigue siendo crucial para Europa y Meloni tendrá que navegar entre la presión de seguir el camino de "desacoplarse" de China, como promueve Trump, o buscar una postura intermedia que le permita mantener los lazos comerciales con Pekín sin abandonar la alianza transatlántica.

"Washington quiere hacer pesar no solo las relaciones comerciales entre las dos orillas del Atlántico, sino también en otras mesas de negociación”, como la cumbre de la OTAN en La Haya, el 24 y 25 de junio, fechas que coinciden con el momento en que expirará la suspensión de 90 días de Trump, recuerda Natalizia.

Marta Rullán