"No sé cómo uno puede pasarse la vida mirando el mundo y evitando los temas difíciles. Yo no tengo ganas, realmente no quiero, y puede que la película moleste, no lo sé, pero no lo creo", indicó el cineasta, de 72 años, en una mesa redonda con medios internacionales en Cannes.
En el Festival de esa ciudad, ‘Emilia Pérez’ logró no solo el Premio del Jurado, sino también el de mejor interpretación femenina, que recayó conjuntamente en las estrellas de Hollywood Zoe Saldaña y Selena Gomez, en la mexicana Adriana Paz y en la hasta entonces casi desconocida actriz española Karla Sofía Gascón, que interpreta a Emilia Pérez.
Audiard, cuya película se estrenará mañana en Netflix en Estados Unidos y en España en diciembre, conoció México con 25 años y regresó después varias veces para visitar a un amigo.
En esos viajes lo recorrió "de norte a sur", en una época en la que "ibas donde querías" y el único inconveniente era una "pequeña corrupción exótica" que se arreglaba dando un billete a la policía.
"Después eso ha cambiado -puntualizó-, hay sitios a los que no puedes ir, a los periodistas los secuestran, hay decenas de miles de desaparecidos... El fin de la democracia me aterroriza".
Frente a ese miedo, el realizador de 'Un prophète' ('Un profeta') aseveró que sigue los pasos del también francés Jacques Demy, que cuando quiso hablar de la guerra de Argelia hizo 'Les Parapluies de Cherbourg' ('Los paraguas de Cherburgo'), un musical sobre una historia de amor.
"Si quieres hablar de cosas graves -dijo- es mejor bailarlas y cantarlas".
Audiard recalcó que 'Emilia Pérez' no es un documental sobre México, pero admite que cabe preguntarse "qué legitimidad" tenía él, como europeo, de utilizar un tema tan sensible.
"Es la época la que cuestiona la legitimidad de la gente para hablar de cualquier cosa. Pero yo decido que tengo derecho. Leo la prensa, voy al país, veo las cosas que me disgustan y lo digo, lo canto. Si puedo, lo bailo", reflexionó.
Rodar en México no era posible
Con un guion en español que transcurre casi enteramente en México, Audiard acudió sin éxito tres veces al país latinoamericano en busca de localizaciones para rodar.
"No era posible (...) De pronto vi el carácter concreto de la realidad mexicana: los muros eran demasiado gruesos, las calles eran demasiado largas, había demasiada gente, la luz no me gustaba", rememoró.
Por eso el filme acabó volviendo a su ADN teatral (el guión original de Audiard, de 2019, era un libreto de ópera) para ser rodada en Francia con decorados.
La idea original partió del libro de un amigo suyo, que en un capítulo mencionaba a un narco que quería cambiar de sexo para escapar de sus rivales.
Le caló esa idea, pero le dio un giro: el personaje que él crearía para volver a intentar hacer un musical -lo probó para su segunda película, 'Un héros très discret' ('Un héroe muy discreto '), pero no fructificó- sería el jefe de un cartel que siempre quiso ser una mujer.
Encontrar a la actriz perfecta para eso no fue nada fácil, hasta que dio con Karla Sofía Gascón.
"Fue duro, me encontré con muchas actrices trans en México", declaró, ya que no quería a alguien que tomara su transición como el "asunto central de su vida".
"Cuando encontré a Karla Sofía no había ningún problema, era Karla, era todo. Lo extraño es que antes Karla era Carlos, era actor. En su transición también se convirtió en actriz y eso marcó la diferencia", consideró.
Gascón, además, fue su "maestra" en cuestiones de transexualidad, ya que no se documentó pero la consultó regularmente. Ella, en respuesta, le escribía textos largos "brillantísimos".
"Nunca habría hecho nada que la molestara. Es alguien a quien quiero mucho, alguien muy original. Y además la admiro bastante. Esta ahí con su esposa, con su hija. Yo soy un pequeño hombre blanco completamente normativo, muy limitado", destacó.
Respecto al resto del elenco, Audiard aseguró que fue muy fácil convencer a Zoe Saldaña y Selena Gomez. De hecho, cree que "los actores estadounidenses están fatigados del sistema en el que trabajan y el cine europeo puede tener mucho atractivo" para ellos.
"La ventaja para un cineasta europeo, para un francés como yo, es tener a gente increíblemente formada por el cine americano, que son trabajadores infatigables. Es muy difícil para mí, en Francia, encontrar a una actriz que sepa cantar, bailar y actuar", añadió. EFE