"Estamos hablando mucho. Tenemos que poner las cosas en práctica y empezar proyectos que realmente puedan ayudar a los productores a alimentar sus ventas con más dinamismo y con más posibilidades de manejar los principales desafíos como lo es la crisis climática", dice Nogueira, primera mujer en ocupar la dirección de la OIC, en una entrevista con EFE en Bogotá.
La crisis climática es uno de los desafíos que enfrenta el sector porque afecta las condiciones de temperatura, radiación solar y humedad ideales para el cultivo del café, algo que ya se empieza a sentir en algunos países como Colombia.
Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), "el aumento global de temperatura va a traer consigo una reducción considerable de la superficie apta para posible cultivar café, incluso de hasta un 50 % del total para 2050".
DESAFÍOS PARA EL SECTOR
Por eso la OIC, que celebró esta semana en Bogotá la 134 reunión anual del Consejo Internacional del Café (CIC), la máxima autoridad de ese organismo, alerta también sobre ese fenómeno.
La OIC, que reúne al 98 % de los países productores del grano y al 67 % de los consumidores, fue creada en Londres en 1963 bajo los auspicios de la ONU debido a la gran importancia económica del café en la economía de muchos países.
"La Organización manejó casi por 30 años todo lo relacionado con las cuotas de café pero debido a todos los cambios ahora busca alternativas para lograr el equilibrio en toda la cadena productiva del grano, así como acercar al sector privado al gremio", puntualizó.
Nogueira recordó que cuando se rompió el sistema de cuotas y se abrió el café al libre mercado "la Organización pasó a tener una responsabilidad mucho más grande en términos de buscar mejorar las condiciones de vida de los productores".
"El mensaje para los productores es que no se queden parados esperando a que la ayuda llegue. Hay que hacer, hay que buscar nuevas formas de educación, buscar innovación, hay que ser curiosos", expresa.
CAMBIOS DE CONSUMO E INFLACIÓN
Al hacer referencia al consumo de la bebida, Nogueira dijo que esta cambiará, no en términos de volumen, porque caerá en las tiendas y restaurantes pero aumentará en los hogares debido a la inflación global y al riesgo de una recesión mundial.
"La vuelta al consumo en casa se va a reflejar otra vez como cuando lo tuvimos en el comienzo de la pandemia y el desafío es el de apoyar a la gente de las cafeterías, a los baristas", afirmó.
En esa dirección dijo que se deben buscar nuevas formas para que el consumidor llegue al supermercado y no busque el café solamente por el precio y eso es un "desafío enorme para el sector".
Según Nogueira, el consumo de café cambiará por la inflación, un tema "familiar" para los latinos, pero "cuando hablamos de Europa, de Estados Unidos, de Japón, esto para ellos es una cosa totalmente nueva para estas generaciones, y esto desafortunadamente va a cambiar la forma de consumo de café".
CRISIS DE FERTILIZANTES Y CONTENEDORES
La cadena del café -productores, compradores y consumidores- no fue ajena a la crisis de fertilizantes y a los problemas de logística que siguen presentes en el mundo.
En el caso de Brasil, explicó, los productores de algodón, de soja, y en general de granos, se quedaron con los fertilizantes ofrecidos por el mercado.
"Eso afectó a los cafeteros que utilizan fertilizantes porque hay un sector que no los tenía disponibles. Nos afectó, indudablemente", dijo.
La cadena del café también sufrió los rigores de la crisis de los contenedores pues se rompieron eslabones del sector aunque Nogueira admite que "la logística ha mejorado un poco pero sigue siendo un desafío muy grande especialmente por los conflictos", en alusión al de Ucrania y Rusia.
PRECIOS ALTOS
Al referirse a los precios, Nogueira explica que estos siguen "altos" y en general la libra de café estuvo por encima de los 2 dólares en los últimos tiempos y creen que "van a seguir así por los próximos meses".
Sin embargo, la industria dice estar "en el límite" porque la materia prima que utiliza tiene costos elevados, mientras que el consumidor final no está dispuesto a pagar el precio justo.
Es toda una cadena de carestía pues los costos de producción son altos, los compradores se quejan de los elevados precios del café y los consumidores estiman que el costo también es elevado.
Ahí, dice Nogueira, la OIC tiene un desafío grande porque es necesario "buscar formas de comunicar con el consumidor" de manera diferenciada "como pasa con los vinos: que llega a un supermercado, mira y no necesariamente toma el más barato".