Tal como estaba previsto, la nave se separó de forma autónoma a las 2:36 de la tarde de hoy, hora del este de EE.UU. (18:36 GMT), y se prevé que poco más de cuatro horas después, asistida por paracaídas, alcance una plataforma de aterrizaje en una base militar en White Sands, en Nuevo México (EE.UU.).
"(La nave) Starliner volando libre", confirmaron desde la sala de control en el Centro Espacial Johnson, en Houston (Texas), segundos después de que la nave de Boeing se separase de la EEI y empezara sus maniobras para colocarse en la órbita con la que viajará a la Tierra.
La Starliner regresará con 600 libras (270 kilos) de carga en su interior, que incluye tanques reutilizables del sistema de recarga de oxígeno y nitrógeno que proporcionan aire respirable a los miembros de la tripulación de la estación, unos tanques que serán recargados y enviados de vuelta a la EEI en un futuro vuelo.
La separación y posterior aterrizaje, que ocurre luego del cierre de la escotilla de la Starliner el martes, supone el término de la misión OFT-2 (Orbital Flight Test-2) desarrollada entre la NASA y la firma estadounidense Boeing y que tiene como finalidad demostrar "las capacidades de extremo a extremo" de esta nave espacial, desde su despegue hasta su aterrizaje.
"Este es un día trascendental en la historia de la NASA y simplemente allana el camino hacia el futuro a medida que comenzamos a permitir vuelos comerciales aquí en órbita terrestre baja, mientras que la NASA gira hacia la luna y, finalmente, hacia Marte", dijo el sábado el astronauta de la NASA Bob Hines, durante una breve y simbólica ceremonia de bienvenida a la cápsula.
La firma privada prevé obtener la certificación de la NASA que le permita transportar astronautas hacia y desde la EEI, como ya hace la firma privada SpaceX a través de su cohete Falcon 9 y la cápsula Dragon, con los que ya han realizado cuatro misiones tripuladas a la estación espacial.
La OFT-2 no ha registrado mayores incidentes, salvo el ocurrido el pasado jueves 19 de mayo, unos 30 minutos después del despegue desde Cabo Cañaveral (Florida), cuando dos propulsores de la cápsula fallaron durante el proceso de inserción en la órbita planeada que la puso en dirección a la EEI, a la que llegó y se acopló sin problemas unas 24 horas después.
Ese incidente, que motivó la entrada en funcionamiento de un motor de respaldo, posiblemente alargue el análisis que hará la NASA previo a la certificación y, consecuentemente, retrase el primer viaje tripulado de la cápsula a la EEI, que de forma tentativa se había planeado para fines de este año.
Inicialmente estaba previsto que esta misión se llevase a cabo en agosto de 2021, pero la compañía decidió suspenderla tras detectar problemas ocasionados por el ingreso de humedad en algunas válvulas del sistema de propulsión de la nave.
En diciembre de 2019, tras despegar con éxito, fracasó un primer intento de la nave de alcanzar la EEI, al desviarse del rumbo previsto por problemas técnicos y no alcanzar la órbita buscada.