El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, solicitó en la noche del miércoles ayuda a la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva -alianza militar que agrupa a estas seis antiguas repúblicas soviéticas- para poner fin a los disturbios masivos, que calificó de "amenaza terrorista", a lo que el grupo respondió afirmativamente de modo inmediato.
“Tomamos nota de la decisión del presidente de Kazajistán de solicitar asistencia a los jefes de Estado de la OTSC para enviar un contingente de paz a Kazajistán por un periodo de tiempo limitado para ayudar a estabilizar la situación”, dijo este jueves la portavoz comunitaria de Exteriores, Nabila Massrali.
“No hace falta decir que dicha intervención debe respetar la soberanía e independencia de Kazajistán”, añadió la portavoz.
La principal misión de estas fuerzas, según esta alianza, será "la protección de importantes objetivos estatales y militares, y apoyo a los agentes del orden de Kazajistán para estabilizar la situación y propiciar su retorno al marco de la legalidad".
El primer contingente en llegar fue el ruso, compuesto por unidades de Tropas Aerotransportadas, que según la OTSC, "ya cumplen las misiones designadas".
Bruselas, añadió Massrali, está vigilando “de cerca” la complicada situación en Kazajistán desde que a principios de esta semana se desataran protestas y disturbios por el alza del precio del gas, que han llevado a la dimisión del Gobierno.
Decenas de personas, entre manifestantes y fuerzas de seguridad, han perdido la vida en estas protestas, para las que la Unión Europea ha pedido “moderación de todas las partes involucradas y una resolución pacífica de la situación”, señaló la portavoz.
“La Unión Europea está preparada y dispuesta a apoyar el diálogo”, incidió Massrali.
Las protestas se desataron el pasado 2 de enero tras el alza del coste del gas licuado, principal combustible automotriz del país, que duplicó su precio de los 60 tenge por litro a los 120 (0,14-0,28 dólares).
Las reclamaciones inicialmente económicas de las protestas han derivado paulatinamente en políticas, con la principal exigencia de poner fin al "régimen" del expresidente Nursultán Nazarbáyev, a quien opositores acusan de todavía mantener el poder político en Kazajistán a la sombra del actual mandatario.