"Abastecer tal demanda conducirá a escasez, conflictos, aumentos en la minería destructiva generando problemas similares a los que surgen de la excavación de combustibles fósiles", alertaron en las organizaciones no gubernamentales Amigos de la Tierra y Oficina Europea del Medio Ambiente en un informe publicado este miércoles.
El estudio, centrado en el impacto ecológico de la minería, apunta a que cada europeo consumirá un 63 % más de metales en 2060.
Parte de la demanda provendrá de los vehículos eléctricos, que se estima usan cuatro veces más cobre que los automóviles con combustibles fósiles, apunta el estudio.
En concreto, proyectan un incremento en la demanda de litio para baterías en la automoción y energías renovables del 6.000 % para 2050.
La extracción y la transformación de los metales, prosiguen las citadas oenegés, están asociadas con "impactos ambientales graves y significativos, incluidos los efectos tóxicos en los seres humanos y los ecosistemas", especialmente cuando se permiten en áreas protegidas.
Y oponerse a estas prácticas supone, a menudo, arriesgarse a perder la vida, pues 50 de los 212 defensores del medioambiente asesinados en todo el mundo en 2019 hacían campaña contra proyectos mineros.
"La extracción de litio, cobalto, manganeso, platino, aluminio y cobre se ha asociado con riesgos ambientales y sociales altos o muy altos", resumen sobre la industria minera, a la que también señalan por generar grandes cantidades de residuos y por liberar CO2 en abundancia sin que las políticas climáticas aborden de lleno el problema, denuncian.
"Hay una falta de análisis y acción críticos sobre el consumo excesivo de la UE, así como las injustas relaciones de producción y distribución de la UE a nivel mundial", indican los autores del estudio, que señalan que la transición energética debe desvincularse también del consumo desaforado de la era industrial.
Con todo, Amigos de la Tierra y la Oficina Europea del Medio Ambiente reclaman que la UE se marque objetivos para reducir el consumo de recursos en un 65 % para 2050, horizonte en el que la Unión Europea cuenta con descarbonizar su economía.
"La UE debe implementar políticas verdaderamente circulares posteriores al crecimiento. Esto incluye la reducción de sectores de la actividad económica que son ecológicamente destructivos y ofrecen poco o ningún beneficio social, como el ejército, el aeroespacial, la moda rápida y los automóviles privados", apunta.
A juicio de esas organizaciones medioambientalistas, a cambio deberían mantenerse y fomentarse actividades, productos y hábitos sostenibles como la rehabilitación de edificios, las energías renovables, los envases reutilizables, el ocio de bajo impacto y las redes alimentarias agroecológicas.
Consideran, además, que las comunidades deben de tener "derecho genuino a decir no a los proyectos mineros" y reclaman que se prohíba cualquier actividad extractiva en las áreas protegidas por la Red Natura 2000.