Cuando un evento cuenta con Gaultier no hay lugar para la tristeza. Lejos del llanto, el desfile acabó siendo una celebración de 50 años dedicados íntegramente a la creación de una estética y una actitud que ha entrado en la historia de la moda.
“He tenido la suerte de poder hacer lo que me gustaba”, dijo el diseñador a la prensa tras el espectáculo en el Teatro de Châtelet de París, que duró cerca de hora y media.
Ni siquiera él lloró, como pensaba que haría al ver a todos sus amigos reunidos, entre ellos las actrices Dita Von Teese o Rossy de Palma, que desfilaron respectivamente con un traje lencero y con un tutú negro compuesto de abanicos.
Desde las butacas del teatro, la lista de figuras de la industria que acudieron para rendir homenaje al creador parecía no acabar: desde Anne Wintour, la respetada directora de Vogue USA, pasando por modelos y exmodelos como Carla Bruni, Inès de la Fressange, Laetitia Casta, Eva Herzigová, Andrés Velencoso o los diseñadores Isabel Marant, Clare Waight Keller y Nicolas Ghesquière.
UN MODELO PARA DISEÑADORES
“Una historia se acaba con esta última colección de alta costura que pierde al que probablemente sea el costurero más talentoso de su generación. Ha sido un modelo para mí, estoy muy emocionado”, dijo a Efe Ghesquière, actual director creativo de Louis Vuitton, que empezó en la profesión como asistente de Gaultier.
Conociendo la entrega que Gaultier (Bagneux, 1952) pone en sus espectáculos -sin duda los más festivos del calendario de la alta costura, donde siempre volaba el champán y las modelos se permitían las poses más excéntricas y divertidas-, las expectativas del público eran muy altas.
Se rumoreaba incluso que asistiría su mentor, Pierre Cardin, de 97 años, con quien Gaultier empezó en 1970, con 18 años.
Gaultier creó su marca seis años más tarde y en los 80 revolucionó la moda introduciendo las bases que hoy forman parte de la rutina de muchas marcas: acabó con los géneros, mezcló los sexos poniéndole faldas y corsés a los hombres, subió a la pasarela lo que veía en la calle, mujeres tatuadas y actores de las noches parisinas más lúgubres y alternativas.
FIEL A SUS RAÍCES
Por eso la colección alta costura primavera-verano 2020 presentada este miércoles fue una selección de los mejores éxitos y de las que han sido sus grandes obsesiones: los vaqueros, los corsés, el estilo marinero, la androginia, que llevó aún más lejos en lo que él calificó como una “celebración del ayer, del hoy y del mañana”.
El desfile, que contó con 120 modelos, comenzó como un sepelio: todos en negro veían bajar por unas escaleras un ataúd llevado a hombros por varios modelos masculinos.
Pero el sarcófago tenía dos pechos cónicos por delante y los modelos lo llevaban a ritmo de samba, en una coreografía ideada por la granadina Blanca Li.
Finalmente, una modelo salió del ataúd con un vestido corto y blanco de falda abombada.
El mensaje no podía ser más claro: esto no se acaba aquí.
COLECCIÓN DE RECICLAJE
La larguísima línea fue, según Gaultier, su primera colección de alta costura de reciclaje: “He abierto los cajones, he recuperado mis antiguas colecciones, todo lo que encontré en viajes al mercadillo, para hacer confeti y reutilizarlo”, explicó.
Un abrigo con estructura de miriñaque transparente forrado en vaquero, un traje de luces en versión “denim”, una blusa de volantes tridimensional en rayas marineras o un vestido con escote bardot con los colores de la bandera francesa. Todas las piezas hablaban de Gaultier y de su romance con la moda, que no acaba aquí.
Gaultier admitió entre bambalinas que la mecha que motivó esta despedida fue su reciente espectáculo “Fashion Freak Show”, donde vio la energía que aún podía desprender la moda cuando se pone al servicio del arte y la diversión. Una idea que le ha motivado a repensar su carrera a sus 67 años.
NUEVOS TIEMPOS
“Voy a continuar la alta costura con un concepto que estoy poniendo en marcha y que anunciaré dentro de poco; haré exposiciones, espectáculos, me dejaré guiar por nuevas aventuras”, dijo a la prensa.
Mientras los modelos más jóvenes del desfile se acercaban a despedirse de él y le pedían un “selfie”, Gaultier reconocía con la sonrisa que le caracteriza que en la decisión ha influido también el cambio de la industria.
“La moda ha cambiado, el sistema ha cambiado. Prefiero acabar aquí habiendo hecho algo alegre. Me sigue gustando la moda pero hay más cosas que la moda”, señaló el modista, que solo tenía una petición para sus admiradores: “¡Gracias por estos 50 años y diviértanse!”.