Quien tiene que tomar el control del asunto (la distribución de semillas para resiembra de maíz blanco) es el gobierno mexicano", dijo a Efe la coordinadora de la Campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos de la ONG, Aleira Lara.
Lara señaló que las dependencias que supervisan la respuesta a las heladas, que echaron a perder 300.000 hectáreas de maíz blanco en el norte de México, especialmente en el estado de Sinaloa, deben además asegurarse de que la semilla de resiembra "no esté contaminada con transgénicos".
"Y, por supuesto, nunca considerar la posibilidad de abrir la siembra de transgénicos (en la zona afectada), primero porque estarían contraviniendo la ley y, segundo, por el riesgo a la biodiversidad y a la alimentación" que existiría, agregó.
En este momento México enfrenta un problema de abastecimiento de semilla, lo que ha motivado que la esté importando de Suramérica, dijo Lara.
Por ello sugirió que el gobierno brinde los apoyos necesarios para nuevas siembras y que promueva la investigación en los institutos agrícolas públicos "para potenciar el uso de semillas nativas" en el futuro.
La activista recordó que en varios estados del norte de México existen ya cultivos de maíz amarillo transgénico en una primera fase de experimentación controlada por la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), pero que estos productos aún no se pueden comercializar en México.
Las zonas con estas siembras están en Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Chihuahua, Durango y Coahuila, y las empresas que las realizan son los gigantes agrícolas Monsanto, Syngenta, Dow y Pioneer.
A futuro el objetivo de las grandes empresas agrícolas "es comercializar maíz transgénico. El no permitírselo representa ya pérdidas para ellos", añadió.
Greenpeace sostiene que en un país como México, que es centro de origen del maíz por la existencia de 59 razas y "miles de variedades adaptadas", la siembra de transgénicos representa un grave riesgo porque podría contaminar las variedades autóctonas.
Lara recordó que es "imposible la coexistencia" entre el maíz de las variedades naturales con el genéticamente modificado (OGM) por el riesgo de contaminación transgénica por polinización que habría para las primeras.
México produjo en 2010 alrededor de 24 millones de toneladas de maíz blanco, destinado fundamentalmente al consumo humano, pero importa además diez millones de toneladas del maíz amarillo, principalmente para forraje.
En este país el maíz es un producto básico fundamental en la dieta diaria de millones de personas.