El gobernador del banco central, Agustín Carstens, señaló que durante el tercer trimestre del año la economía mexicana enfrentó una coyuntura complicada, pues el panorama de la economía mundial se tornó más complejo.
Esto, entre otros factores, como consecuencia del proceso electoral llevado a cabo en Estados Unidos y su resultado, lo cual impactó de manera importante a los mercados financieros nacionales, argumentó al presentar el “Informe Trimestral julio-septiembre 2016” del Banxico.
Comentó que pese a que se anticipa una recuperación de la economía global, las perspectivas de crecimiento y de comercio a nivel mundial continúan revisándose a la baja, además el resultado de la elección en Estados Unidos elevó el riesgo de instrumentación de políticas que obstaculicen el comercio exterior y la inversión extranjera en el país.
Apuntó en rueda de prensa que a nivel interno, las previsiones de producción de petróleo crudo se ajustaron a la baja, lo que sugiere que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México en los próximos trimestres podría ser menor a lo previsto en el informe anterior.
Así, dijo Carstens, para 2016 el Banxico estrechó el intervalo de su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana a entre 1.8 y 2.3 por ciento, desde el 1.7 y 2.5 por ciento previo.
Para 2017, modificó su intervalo de pronóstico de crecimiento del PIB a uno de entre 1.5 y 2.5 por ciento, en relación con su proyección previa de entre 2.0 y 3.0 por ciento, y anunció que la primera estimación del banco central para 2018 prevé un alza entre 2.2 y 3.2 por ciento.
El funcionario precisó que los nuevos pronósticos de crecimiento del Banxico no incorporan de lleno lo que podría hacer la nueva administración de Estados Unidos, ni la posible respuesta de las autoridades mexicanas, ya que no se tiene la claridad suficiente para “mapear” un pronóstico.