Esto se debe a que el periodo de Semana Santa durante 2015 ocurrió del 30 de marzo al 5 de abril, mientras que en 2016 fue en su totalidad en marzo. De acuerdo con el INEGI, al considerar el efecto estacional, el PIB se incrementó a una a tasa anual de 2.8 por ciento y trimestral de 0.8 por ciento.
Este crecimiento anual desestacionalizado es el mayor en los últimos 7 trimestres. Asimismo, el sector agropecuario creció 2.7 por ciento anual, el industrial 1.9 por ciento anual, y el sector servicios se expandió 3.7 por ciento anual.
El INEGI revisó a la baja el crecimiento anual del PIB del cuarto trimestre de 2.5 por ciento a 2.4 por ciento y el del tercero de 2.8 por ciento a 2.7 por ciento, mientras que se revisó a la alza el crecimiento del primer trimestre de 2.5 a 2.6 por ciento anual, manteniendo el crecimiento de 2015 en 2.5 por ciento anual. Asimismo, el INEGI publicó el IGAE correspondiente al mes de marzo. En cifras desestacionalizadas, éste registró un incremento anual de 3.0 por ciento y una expansión mensual de 0.1 por ciento. A su interior con cifras desestacionalizadas, el sector agropecuario disminuyó 0.2 por ciento anual, la producción industrial tuvo un incremento anual de 0.3 por ciento, mientras que los servicios aumentaron 4.5 por ciento anual.
Las cifras de crecimiento presentadas por el INEGI, deben ponerse, principalmente, en el contexto de dos factores: el entorno externo y las fuentes de crecimiento. El crecimiento registrado en este periodo se da en un entorno externo adverso. Al inicio del año se registró alta volatilidad en los mercados financieros internacionales originada por el menor ritmo de crecimiento de la economía mundial, la caída en los precios de algunas materias primas, principalmente el petróleo, y la incertidumbre relacionada con la velocidad del proceso de alza de las tasas de interés en Estados Unidos, que inició en diciembre del año pasado.
Las perspectivas de crecimiento para la economía global se revisaron nuevamente a la baja. El Fondo Monetario Internacional (FMI) disminuyó su expectativa de crecimiento mundial para 2016 de 3.6 por ciento en octubre, a 3.4 por ciento en enero y a 3.2 por ciento en abril.
Asimismo, las expectativas del FMI sobre el crecimiento en 2016 de las economías emergentes entre octubre y abril se redujeron de 4.5 por ciento a 4.1 por ciento. La perspectiva de crecimiento para América Latina se redujo en mayor medida, pasando de un crecimiento de 0.8 por ciento en octubre a una contracción de 0.5 por ciento en abril. Persisten riesgos a la baja para estas economías por una recesión más profunda que la anticipada en Rusia y Brasil, y una persistente desaceleración del crecimiento en China.
Asimismo, los precios del petróleo han registrado alta volatilidad debido al desequilibrio entre la oferta y la demanda de crudo. El precio de la Mezcla Mexicana promedió 26.3 dólares por barril en el primer trimestre de 2016, disminuyendo 24.1 por ciento con respecto al trimestre previo.
La volatilidad y los bajos precios observados, tuvieron un impacto a pesar de que posteriormente se ha observado una recuperación: el día de ayer el precio de la mezcla mexicana de exportación cerró en 39.11 dólares por barril, más que duplicando el nivel mínimo observado el 20 de enero de 2016 de 18.90 dólares por barril.
En el primer trimestre de 2016, el PIB de Estados Unidos mostró un crecimiento económico de 0.5 por ciento trimestral anualizado, su menor ritmo en dos años, principalmente impulsado por el consumo, pero inferior al 0.7 por ciento esperado por los analistas. En este contexto, el crecimiento de México se compara favorablemente con el de otras economías de la región. El crecimiento del PIB de México observado en el primer trimestre de 2016 fue superior al de las principales economías de América Latina, y se espera que sea mayor en todo 2016.
Con cifras originales, el PIB de México creció 2.6 por ciento anual, el de Colombia 2.6 por ciento y el de Chile 1.3 por ciento. Por su parte, se espera que las economías de Argentina y Brasil disminuyan 1.4 por ciento y 6.0 por ciento anual respectivamente. Se estima que durante el primer trimestre de 2016, el crecimiento de América Latina, sin considerar a México, sea de -3.2 por ciento anual.
Otro factor a considerar para poner en contexto los datos del PIB tiene que ver con el balance entre sectores y las fuentes de crecimiento. El desempeño de la economía es balanceado con un crecimiento positivo observado en los tres sectores.
El Sector Agropecuario creció 3.1 por ciento anual, debido a la mayor producción de cultivos como tomate rojo, aguacate, limón y naranja. Este desempeño es consistente con el comportamiento favorable de las exportaciones agrícolas que crecieron 12.1% anual en este periodo.
La Producción Industrial aumentó 0.4 por ciento anual, debido a un crecimiento de 2.0 por ciento anual en la construcción y a una disminución de 3.3 por ciento en minería.
Los Servicios aumentaron 3.7 por ciento anual, debido a la mayor actividad en información de medios masivos que crecieron 11.8 por ciento anual, de servicios profesionales que aumentaron 8.4 por ciento anual y de preparación de alimentos y bebidas que incrementaron 6.8 por ciento anual, que son actividades económicas principalmente relacionadas con el sector interno.
Sobre la producción industrial, deben señalarse los siguientes factores, principalmente externos y del sector petrolero, que explican su desempeño en el trimestre.
El crecimiento de la producción industrial se vio afectado por el mal desempeño de la producción industrial en Estados Unidos, que en los primeros cuatro meses del año disminuyó 1.6 por ciento anual, afectando principalmente la producción de manufacturas en México. La expectativa de la Producción Industrial de Estados Unidos para 2016 pasó de 3.3 por ciento en enero de 2015, a -0.4 por ciento en mayo de 2016.
En un contexto de debilidad en el comercio global y una baja dinámica de la producción industrial en Estados Unidos, México ha ganado competitividad y por tanto participación de mercado: entre 2014 y el primer trimestre de 2016, la participación de México en las importaciones de Estados Unidos, creció de 12.5 por ciento a 13.7 .por ciento
Asimismo, el sector manufacturero registró durante marzo un crecimiento de 2.1 por ciento anual en el empleo y de 3.4 por ciento en las remuneraciones. Este desempeño indica mejores perspectivas en las manufacturas para los próximos meses.
La minería petrolera sigue siendo un factor de menor crecimiento. Excluyendo la producción de petróleo y actividades relacionadas, el crecimiento anual de la Producción Industrial en México fue de 1.4 por ciento en lugar de 0.4 por ciento El crecimiento promedio de los últimos 9 trimestres de la Producción Industrial sin petróleo fue de 3.3 por ciento anual, más del doble que el dato que incluye la minería petrolera, de 1.6 por ciento anual.
En consecuencia, se observa que el crecimiento anual del Producto Interno Bruto, sin considerar las actividades relacionadas con el petróleo, durante el primer trimestre fue de 3.0 por ciento.
El principal motor de crecimiento de la economía mexicana sigue siendo la demanda interna, principalmente la inversión y el consumo. En el bimestre enero-febrero, la inversión fija bruta creció 2.5 por ciento anual, a su interior la inversión en maquinaria y equipo tuvo un crecimiento real anual de 3.2 por ciento, mientras que la de construcción aumentó 2.1 por ciento real anual. Por su parte, el consumo privado aumentó 4.3 por ciento anual, el mayor crecimiento para este periodo desde 2012.
Indicadores oportunos muestran que el consumo ha continuado fortaleciéndose en los primeros cuatro meses de 2016. En abril, el valor real de las ventas totales de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) se incrementó a un ritmo real anual de 10.2 por ciento, mientras que las ventas a tiendas iguales (que llevan más de un año operando), tuvieron un crecimiento real anual de 7.4 por ciento, el mayor aumento desde noviembre de 2011. De igual forma, las ventas internas de automóviles tuvieron un crecimiento de 24.9 por ciento anual en este mismo mes, el mayor crecimiento para este mes desde 2002.
El mayor dinamismo del consumo está relacionado con un mejor desempeño de sus principales determinantes, en particular:
• La disminución de la tasa de desocupación, que en el periodo enero-marzo se ubicó en 4.0 por ciento de la PEA y se compara con un 4.2 por ciento en el mismo periodo del año pasado.
• La generación de empleos formales, que durante abril, registró un crecimiento anual de 3.6 por ciento. En la actual administración, el crecimiento promedio anual del empleo formal ha sido de 3.8 por ciento, y el acumulado ha sido de 11.9 por ciento. Esto representa 2.1 millones de nuevos empleos desde el primero de enero de 2013.
• Un menor nivel de inflación, que se ha ubicado en mínimos históricos durante los últimos meses (2.54 por ciento anual en abril).
• Un aumento en los salarios contractuales, que durante los primeros cuatro meses del año crecieron 1.7 por ciento en términos reales, el mayor para este periodo desde 2002.
• Una expansión real anual en marzo del otorgamiento de crédito de la banca comercial de 11.1 por ciento, el mayor crecimiento para un marzo desde 2008.
Rango para la estimación de 2016 y 2017.
Con base en la sólida evolución económica observada a la fecha y tomando en consideración el entorno externo adverso y volátil, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público establece su estimación de crecimiento para 2016 en un rango de 2.2 por ciento a 3.2 por ciento y no se modifica el rango para 2017 de 2.6 a 3.6 por ciento.