El coordinador de la Clínica del Programa de Salud Mental de la Faculta de Medicina de la UNAM refirió que 14 por ciento de los mexicanos tendrá un trastorno de ansiedad; nueve por ciento padecerá algún tipo de depresión y uno por ciento esquizofrenia.
En el marco del Día Mundial de la Salud Mental que se celebra el 10 de octubre, dio a conocer que varias enfermedades mentales se expresan en adolescentes y adultos jóvenes, quienes viven múltiples cambios hormonales, sexuales y sociales.
Destacó la importancia de los diagnósticos oportunos ya que en la sociedad se tiende a discriminar a quienes perdieron la noción de la realidad por padecimientos mentales y a normalizar a los afectados con trastornos de depresión, ansiedad, violencia y adicciones.
“La esquizofrenia y la psicosis generan actitudes excéntricas o erráticas, a veces acompañadas de alucinaciones visuales o auditivas causantes de que las personas hablen solas por la calle, lo que provoca rechazo aunque ese individuo no vaya a causar ningún daño a los demás”, dijo en un comunicado.
Guerrero López explicó que la salud mental incluye que la persona tenga la capacidad de afrontar las dificultades diarias, adaptarse a su realidad sin que le produzca malestar, que sea productiva y creativa y que haga contribuciones a su familia o su comunidad.
Las señales de que algo anda mal ocurren cuando un individuo está frecuentemente irritado con su trabajo o su vida familiar, permanentemente deprimido o sometido al consumo de sustancias, pero también en quienes establecen y replican relaciones afectivas centradas en la violencia.
“Estas enfermedades se pueden tratar con terapia y medicamentos, pero es fundamental tener un diagnóstico adecuado para atenderlas, pues la gama de padecimientos es amplia y va de algunos trastornos episódicos a otros crónicos, e incluso asociados a otros desórdenes (la llamada comorbilidad)”, detalló el experto.
Consideró que mejorar esa condición entre los mexicanos es un reto para la comunidad psiquiátrica, en un país que enfrenta pobreza, carencia de educación básica y violencia, problemas estructurales que dificultan el acercamiento con médicos y medicamentos.