Alberto Nisman, el fiscal que investigaba el ataque terrorista ocurrido en 1994 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), fue hallado muerto el pasado 18 de enero, apenas cuatro días después de haber denunciado a la presidenta.
El fiscal aseguró que Fernández de Kirchner y el canciller Héctor Timerman habían encabezado una maniobra para proteger a los iraníes imputados en el atentado que dejó 85 muertos, a cambio de reanudar las relaciones comerciales entre ambos países.
Los peritajes apuntaron a un suicidio en un principio, ya que el cuerpo estaba tirado en el baño, con una pistola y un casquillo de bala al lado, con las puertas cerradas por dentro, pero tres días después incluso la propia presidenta alimentó la sospecha de un asesinato.
La oposición política y mediática difundió la versión de que el fiscal fue asesinado por el gobierno, en tanto que el gobierno advirtió que la muerte coronó una operación desestabilizadora en contra de Fernández de Kirchner.
El misterio de cómo y por qué murió el fiscal continuó este lunes, ya que se filtraron las declaraciones de dos de sus custodios que se contradijeron sobre la hora en que, el día de la tragedia, subieron al departamento del fiscal y dónde estacionaron su vehículo.
Además, la fiscal Viviana Fein imputó este día a Diego Lagomarsino, el colaborador de Nisman que le prestó la pistola calibre 22 con la que presuntamente se suicidó.
El caso tiene dos vertientes, ya que una es la muerte del fiscal y la otra es la acusación contra la presidenta que, cuatro días antes de morir, entregó en un expediente de casi 300 páginas al juez Ariel Lijo.
En ese sentido, el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, advirtió este día que la denuncia terminará “en el tacho de la basura” porque no tiene sustento alguno, conclusión a la que han llegado especialistas jurídicos que ni siquiera son afines al gobierno.
"Él no puede haber escrito semejante cosa. Leyendo el SMS que le manda a sus amigos, él habla de la denuncia de su vida. Nadie puede llamar a esa denuncia bochornosa la denuncia de su vida", dijo.
De cualquier manera, Nisman ya se convirtió en un símbolo de la impunidad que priva en Argentina, y a sólo una semana de su muerte, una localidad ubicada en la costa atlántica de Argentina ya anunció que rebautizará una de sus principales avenidas con el nombre del fiscal.