De acuerdo con la institución, se trata de una roca espacial 2004 BL86, cuyo viaje podrá ser visto con ayuda de un telescopio convencional o binoculares, como un pequeño punto desplazándose lentamente, aunque en realidad su velocidad de traslado será de 56 mil 420 kilómetros por hora.
Estos cuerpos, explica, se acercan a la tierra como producto de choques entre ellos y por interacción entre las gravedades de los cuerpos.
Indica que normalmente, los asteroides viajan entre las órbitas de Marte y Júpiter, y algunos llegan a colisionar produciendo el mismo efecto que ocurre cuando chocan las bolas de billar, desviando a algunos de ellos del conglomerado.
Otros llegan a pasar cerca de un cuerpo más grande que los desvía gravitatoriamente y los expulsa en dirección hacia el Sol o a la Tierra, añade.
El doctor del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Alejandro Farah, expuso que Júpiter funciona como escudo de la tierra porque es un planeta muy masivo y su gravedad atrae con mayor fuerza a los asteroides.
Señaló que cuando estos cuerpos se desvían resulta importante monitorearlos pues algunos podrían ser peligrosos para nuestro planeta, sobre todo si son de gran tamaño, pues debido a la velocidad con la que se mueven, sería un choque con alta liberación de energía.
Afirmó que muchos de los asteroides no se pueden monitorear dado que son pequeños y oscuros, y hacerlo requeriría contar con instrumentos con capacidad de encontrarlos y seguirlos.
Aclaró que una vez que los asteroides son ubicados y observados por largo periodo, entonces se puede deducir su órbita, las cuales son elípticas, y con ello pronosticar si pasarán o no cerca de la Tierra y la distancia en la que lo harán, pues ya se sabe su trayectoria.
El especialista en instrumentación astronómica indicó que aunque México cuenta con observatorios profesionales, en la actualidad no hay telescopios que monitoreen el cielo para encontrar asteroides, por la simple razón de que no existe un programa de monitoreo especial.
Al avistamiento del 2004 BL86 se suma al del cometa Lovejoy, que estuvo en su punto más cercano a la Tierra el pasado 7 de enero, al situarse a 70 millones de kilómetros del planeta y que pasará por el punto más cercano al sol el próximo día 30.
El Lovejoy podrá ser observado a simple vista en lugares muy oscuros pues la magnitud, una referencia de la luminosidad del cuerpo, llegará a cinco, mientras que el ojo humano puede alcanzar magnitudes de hasta 6.5.
Si no se tiene la posibilidad de buscar un sitio lo suficientemente oscuro, Alejandro Farah recomendó utilizar un telescopio a partir de cinco centímetros de diámetro o binoculares para apreciar el fenómeno.