Una de las 400 obras que se exponen en la muestra es la foto "Over the Top", del australiano Frank Hurley. En ella se ve que estallan bombas, soldados en trincheras y aviones en el cielo.
Aunque aparece como una única imagen, en realidad es "falsa", pues está compuesta de 12 negativos, pero su intención era generar un entusiasmo por una guerra que en cuatro años costaría la vida a 17 millones de personas, explica Dennis Conrad, el curador de la muestra "Guerra y Propaganda 14-18" que se exhibe en el Museo de Arte y Oficios de Hamburgo.
"La exposición quiere sensibilizar para que uno no siempre crea todo lo que le dicen, sino que pueda ver los métodos de la propaganda", señaló Conrad.
La muestra está compuesta por más de 400 piezas que se han ido recogiendo durante más de tres años y que proceden de los entonces Imperio Alemán y el Austrohúngaro, así como de Francia, Inglaterra, Rusia e Italia.
A través de pancartas, películas, esculturas, fotografías, periódicos y objetos de uso diario como juguetes para niños, además de grabaciones históricas y música de la época, la exposición muestra hasta el 2 de noviembre las formas, estructuras y métodos más importantes para manipular la opinión pública, algo que existe actualmente en conflictos y enfrentamientos bélicos aunque hayan aparecido nuevos y más sutiles métodos.
"Se considera que una de las causas principales de la duración y la intensidad de la guerra fue el trabajo de propaganda que hicieron los países involucrados, que vieron en ella una 'arma nueva'", explica Conrad.
Y se comenzó a utilizar ya con la movilización de la población. En los pósters británicos para fomentar el alistamiento se apela al sentimiento colectivo y la amenaza de la pérdida de imagen pública frente a amigos y familia ("It's your duty"/"Es tu deber", se leía). Se recurrió a figuras destacadas como Lord Kitchener con el dedo índice estirado en acción de señalar. Acompañando la imagen se lee la frase: "Your Country needs you"/"Tu país te necesita".
En el Imperio alemán, por ejemplo, se ven fotos de soldados eufóricos. "Hubo grandes protestas contra la guerra, pero no hay imágenes de ellas", apunta Conrad.
Y cuando los alemanes avanzaron en Bélgica, Reino Unido, Francia y Rusia abogaron por una efectiva propaganda de odio. El artista holandés Louis Raemaekers ilustró con imágenes drásticas las informaciones de las barbaridades que comentían los alemanes y estas ilustraciones fueron difundidas a nivel internacional.
Hay una película que muestra la ejecución de una enfermera o el hundimiento del barco de pasajeros "Lusitania" por el ataque de un submarino alemán. "Los alemanes sostenían que Francia y Reino Unido no les permitían ser independientes. Por su parte, Francia y Reino Unido retrataban al emperador como un dictador y defendían la máxima de 'si se va el dictador, Alemania será libre'", explica Conrad.
Además, para financiar la guerra en el Imperio alemán y en el austrohúngaro millones de personas participaron en acciones multitudinarias y festivas en las que se vendían emblemas bélicos de madera por entre 50 céntimos y 100 marcos (de la época). "En la actualidad a eso lo denominaríamos 'crowd-funding'", dice el curador de la muestra, quien recordó que hasta en las habitaciones de los niños toda esta propaganda era omnipresente.
Aun cuando hubo altas cifras de pérdidas humanas y muchos soldados regresaban a casa heridos, la gente seguía creyendo en la guerra. "La propaganda continua consiguió bloquear la visión de la realidad", concluye Conrad. (DPA)