Tras participar en la segunda edición de la Semana Latinoamericana del Agua, opinó que mientras tanto “hay que tener paciencia” y entender que estas son soluciones de fondo que van a resolver cuestiones de las próximas generaciones y no sólo de mañana.
Lo que se quiere, afirmó en entrevista, es que México pueda crecer a una “velocidad de crucero” para generar el millón 200,000 empleos al año que necesita, y para lo cual debe alcanzar tasas de crecimiento alrededor de 5.0 por ciento de forma sostenida.
“Estas reformas de ahora son la manera en la cual el crecimiento será sostenible, porque es posible crecer de un año para otro aumentando el gasto público, es posible crecer bajando las tasas de interés, pero eso no dura, no es la solución de largo plazo”, manifestó.
Señaló que el crecimiento promedio de la economía mexicana en los últimos 20 o 25 años está muy por debajo de lo que el país necesita, “entonces el chiste de aquí no sólo es crecer más rápido, sino sostener la velocidad de crecimiento”.
Rechazó que sea necesario implementar un plan de emergencia en México para acelerar el mercado interno, pues las cosas están en marcha pese a que las reformas aprobadas en los últimos 18 meses van a tomar dos o tres años para empezar a dar resultados.
Lo que está pasando, explicó el ex secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores de México, es que hubo una baja del crecimiento de la economía mexicana porque el mundo entero hizo lo mismo y, por lo tanto, “México no puede hacer solo milagros”.
No obstante, resaltó, las reformas estructurales ya están teniendo un efecto positivo porque aumentó de manera muy importante la confianza en México por las medidas que se han tomado, tanto de inversionistas, fuentes financieras y agencias de calificación, entre otros.
Gurría Treviño comentó que se está notando lo que está pasando en México, “se está notando que México se está moviendo en virtud de estos cambios”.
Negó que el retraso en la aprobación de las leyes secundarias de reformas como la energética o de telecomunicaciones afecte el crecimiento de la economía mexicana, pues no estaba prevista que estas legislaciones empezaran a beneficiar el crecimiento mañana.
“Yo siempre digo que estos cambios son demasiado importantes para ser urgentes, que hay que tomarse el tiempo necesario y suficiente para los debates, pero también no hay que tardarse más de lo necesario”, argumentó.
Apuntó que mientras más rápido se termine con la parte legal y legislativa de las reformas, más pronto podrá empezarse con la etapa de la ejecución e implementación, “y ahí es donde vamos a ver realmente si esto funciona o no, inclusive la necesidad de hacer algunos ajustes, no siempre le sale a uno a la primera las cosas”.
“En todas partes del mundo, los mejores programas son aquellos que en el camino sufren algunos ajustes para poderse adaptar a las condiciones”, expresó Gurría Treviño.