De acuerdo con la Encuesta sobre Investigación y Desarrollo Tecnológico (ESIDET) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en colaboración con el CONACyT, de 35 mil 748 empresas entrevistadas solamente mil 789 llevan a cabo actividades de Investigación y Desarrollo Tecnológico (IDT), lo que equivale a cinco por ciento del total, por lo cual existe un área de oportunidad para incrementar la innovación mexicana.
Durante el foro “Innovando en las Cadenas Productivas” organizado por Elsevier, el referente mundial en publicaciones y soluciones de información para la ciencia y salud, se contó con la participación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y la asistencia de empresas de diversos sectores productivos.
“Tenemos en el país el talento humano y la infraestructura necesaria para que las empresas inviertan más en la investigación científica y el desarrollo tecnológico”, dijo Érika Hernández. “Nuestra compañía ha colaborado de manera exitosa con las instituciones académicas y científicas del gobierno mexicano, ofreciendo literatura, contenidos y herramientas digitales como ScienceDirect y Scopus para incrementar la productividad de los investigadores del país. Este tipo de soluciones son 100 por ciento aplicables a las empresas mexicanas, independientemente de su tamaño”.
Por su parte, el Mtro. Miguel Chávez Lomelí, Director de Innovación del CONACyT, dijo que el Índice Económico del Conocimiento del Banco Mundial coloca a México en el lugar 55 entre 140 países evaluados. “A mayor conocimiento corresponde un mayor nivel de ingresos por habitante. En los países más desarrollados, la innovación explica entre el 66 y el 75 por ciento de las tasas de crecimiento observadas para el Producto Interno Bruto (PIB) entre 1995 y 2006”, destacó el funcionario, agregando que existen fondos coordinados por el CONACyT con diversas secretarías de estado para que las empresas en México puedan contar con parte de los recursos que necesitan para la investigación, desarrollo tecnológico e innovación.
Si bien históricamente la publicación científica se ha considerado un elemento fundamental de la academia, las empresas cada vez están más conscientes del impacto económico que tiene la investigación y el conocimiento en sus operaciones, productos y negocios, así como la importancia de registrar debidamente sus desarrollos.
Oliver Toledo Marín, especialista en propiedad industrial del IMPI, recordó que “la institución protege las invenciones con el respaldo de la Ley de Propiedad Industrial, puede ser un nuevo producto, un nuevo proceso o la combinación de ambos susceptibles de aplicación industrial. De igual manera, protege modelos de utilidad, es decir, aquellas herramientas, utensilios, aparatos u objetos que han sido modificados en estructura, configuración o forma que presentan una función diferente o ventaja en cuanto a la utilidad”.
Según una encuesta de la revista Fortune 500, entre 45 y 75 por ciento de la riqueza de las empresas individuales proviene de su Propiedad Intelectual (PI). Las compañías en México tienen por delante una gran oportunidad para contribuir al desarrollo. Existen el talento humano, la infraestructura y las herramientas necesarias, sólo falta la voluntad de hacerlo.