"Mi preferencia no es tener precios altos y vender a cien pacientes para obtener otras tantas unidades de negocio sino bajar el precio y ganar vendiendo a 500 pacientes", afirma Abbas Hussain, responsable de mercados emergentes en GSK.
La reducción de precios en los países en desarrollo, que podría dejarlos en menos de dos tercios de su nivel en el mundo rico, refleja, según el diario británico, los esfuerzos de las compañías farmacéuticas por responder a la expansión de la demanda en las economías de más rápido crecimiento.
Según Gbola Musa, analista del sector farmacéutico del banco UBS, los mercados emergentes ayudarán a laboratorios como Novartis, Bayer, Novo Nordisk o Teva, a mantener su ritmo de crecimiento anual de un 3 por ciento como mínimo.
Algunos grupos farmacéuticos han hecho donativos de un reducido grupo de fármacos - sobre todo antirretrovirales para el tratamiento del sida- o han ofrecido fuertes descuentos a los países pobres.
GSK y otros laboratorios se han visto obligados en los últimos años a reducir los precios de sus medicinas por los sistemas nacionales de salud de los países en desarrollo.
El Gobierno de Filipinas impuso este año fuertes reducciones a todos los fabricantes de medicinas y Turquía va a exigir lo mismo, según el Financial Times.
Los laboratorios han sido criticados por preocuparse únicamente de los pacientes de los países pobres que pueden permitirse pagar por las medicinas lo que cuestan en Occidente y olvidarse de la mayoría de los enfermos de esos países.
Las empresas han argumentado que aunque rebajasen substancialmente los precios de sus productos en los países en desarrollo, la mayoría de sus medicinas serían inasequibles para los más pobres y aumentaría de paso el riesgo de que esos productos más baratos acabaran volviendo a los mercados occidentales.
Sin embargo, según Abbas Hussein, de GlaxoSmithKline, algunos experimentos que ha llevado a cabo su grupo en los países emergentes no han resultado en una demanda de rebaja de precios en los países ricos y la re-exportación de esos fármacos más baratos a los países occidentales es lo suficientemente importante como para preocuparse.
Si actualmente Estados Unidos, Europa Occidental y Japón representan el mayor mercado para las medicinas bajo patente, el ritmo más rápido de crecimiento se dará seguramente en los emergentes como China, Rusia, la India y Brasil.