"A través de las investigaciones se han descubierto nuevos datos y se ha vuelto a evaluar la situación legal", informó la Fiscalía. "Sin embargo, el sumario no ha concluido aún", agregaron en un comunicado.
Es el último capítulo de una historia que suscitó toda una oleada de críticas por la falta de claridad y lentitud de las autoridades alemanas al informar del sorprendente hallazgo y un acalorado debate sobre quién es el dueño legítimo de una colección valorada en unos mil millones de euros.
La noticia alivió a Gurlitt, hijo de Hildebrand Gurlitt, un coleccionista de arte relacionado con Adolf Hitler. "Se alegra, está agradecido y aliviado de que todo se haya solucionado", declaró su abogado Tido Park a dpa. "Es un buen día para Cornelius Gurlitt", agregó.
El ministro de Justicia de Baviera, Winfried Bausback, rechazó las informaciones que apuntaban a un posible pacto entre el coleccionista y la Fiscalía. "No hay ningún acuerdo, como ya dije desde el primer momento", indicó Bausback en una reunión en el parlamento regional de Baviera. Asimismo dejó claro que son "dos niveles estrictamente diferentes". Por un lado está el acuerdo con el gobierno y por otro la vía jurídica.
La Fiscalía confiscó el 28 de febrero de 2012 un total de 1,280 cuadros del piso de Gurlitt, entre los que había obras de maestros como Picasso, Chagall o Monet. El anciano está acusado de delito de fraude fiscal y patrimonial. Asimismo, las autoridades sospechan que cerca de 500 de estos cuadros son obras robadas por los nazis.
En febrero, los abogados del anciano alemán acudieron a la justicia de Augsburgo para presentar una demanda por la incautación de sus obras.
A principios de esta semana, Gurlitt alcanzó un acuerdo con el gobierno alemán y el estado federado de Baviera para permitir el análisis de todas las obras sospechosas de haber sido robadas con el fin de devolverlas a los propietarios originales en el plazo de un año. Dentro del comité investigador, el anciano contará con un representante que velará por sus intereses.
Las autoridades deben partir de la base de que todas las obras fueron adquiridas de manera legítima. En concreto existen tres vías por las que los cuadros llegaron a Gurlitt.
La primera es que fueron compradas de manera legítima. La segunda es la que se corresponde a la compra del considerado por los nazis como "arte degenerado", obras confiscadas a más de un centenar de museos de todas Alemania y vendidas según la legislación de ese momento.
La tercera es la adquisición de cuadros robados o comprados por la fuerza a coleccionistas judíos. Según la llamada Declaración de Washington de 1998, en esos casos debe acordarse una "solución justa" con los herederos. En este punto, Gurlitt está dispuesto a devolver los cuadros a sus legítimos herederos.
"Trabajamos bajo una gran presión para esclarecer todas las cuestiones abiertas", declaró su portavoz, Stephan Holzinger. (DPA)